Mejorar la productividad es uno de esos objetivos que nunca falta en la lista de deseos laborales de muchos de nosotros. Porque, seamos sinceros, ¿de qué nos sirve trabajar más horas si al final del día sentimos que no hemos avanzado nada en nuestro trabajo?

En diferentes ocasiones he hablado de las Soft Skills, conocidas como habilidades blandas o habilidades para el éxito, como suelen denominarlas.

Los que me conocéis un poquito sabéis que, además de mi trabajo como psicóloga y coach, soy formadora en este tipo de habilidades. Por lo que puedo garantizar, que se han convertido en una herramienta estratégica y en una apuesta de las organizaciones para aumentar la productividad de sus trabajadores.

Antes de seguir y aunque ya hay varios artículos del blog dedicados a ellas, me gustaría decir que las soft skills son un conjunto de competencias que influyen en la manera en la que nos relacionamos con los demás, gestionamos nuestras emociones y afrontamos nuestro día a día.

Al contrario de las hard skills que se centran en el «saber hacer», las soft skills están focalizadas en el «saber ser y saber estar». De ahí que sean tan atractivas para las empresas.

Cómo mejorar la productividad mediante el desarrollo de las soft skills

Como punto de partida diré que ser productivos no es ni tener la agenda llena ni tampoco ir todo el día como pollo sin cabeza, dejando unas tareas a medias y haciendo mal otras. Ser productivo no es trabajar más, sino trabajar mejor.

La verdadera productividad aparece cuando las cosas se hacen con sentido y bien enfocadas. Y cuando la relación entre los resultados obtenidos y los recursos utilizados es equilibrada.

En este sentido, las soft skills juegan un papel fundamental. Porque no solo nos indican cómo trabajar, sino que nos enseñan a trabajar mejor. Consiguiendo los objetivos que realmente importan, optimizando el esfuerzo, manteniendo la motivación y cuidando el bienestar.

De hecho, hay estudios que indican que las empresas que invierten en formación en habilidades blandas logran incrementar en un 21% su productividad. Además de mejorar el clima laboral y la retención del talento.

Si esto es así y, de hecho, está demostrado… ¿Por qué muchas empresas siguen invirtiendo más en herramientas tecnológicas que en entrenamiento emocional?

Sinceramente, no tengo una respuesta exacta a esa pregunta. Es posible que, se puedan dar muchas explicaciones. Por ejemplo, la rapidez del retorno de las herramientas tecnológicas, cuyos resultados se pueden medir fácilmente y de forma rápida y tangible. O el hecho de que, en algunas empresas, no se tiene la suficiente conciencia del coste que tiene el malestar emocional y de la relación que existe entre dicho malestar y las bajas laborales, el absentismo, la alta rotación y la falta de motivación.

Se trata por tanto de un cambio de perspectiva.

Un cambio que pasa por dejar de pensar que la formación en habilidades es un gasto. Para comenzar a verlo como una inversión estratégica. Ya que, aunque el impacto en entrenamiento emocional es menos inmediato y más difícil de cuantificar, a medio plazo es clave para el rendimiento global de la empresa. Porque, cuando las personas crecen las empresas también lo hacen.

Qué habilidades son las que más impacto tienen sobre la productividad

Sin duda, estarás de acuerdo conmigo en que el verdadero motor de las organizaciones son las personas. La forma en la que se organizan, trabajan en equipo, se comunican o gestionan sus emociones puede marcar la diferencia y hacer que los resultados obtenidos sean completamente distintos. De ahí que, aunque todas las habilidades son importantes, las que mas impactan sobre la productividad de las personas son las que veremos a continuación.

1.- Gestión del tiempo

Todos sabemos la importancia de saber organizar el tiempo del que disponemos, y las tareas y plazos que debemos cumplir. Optimizar ese tiempo nos hará más productivos y nuestro trabajo se verá mejorado de manera considerable.

2.- Comunicación

No se trata solo de hablar, sino de aprender a expresarnos, escuchar activamente y saber dar y recibir feedbacks para conseguir la mejora continua.

3.- Trabajo en equipo y colaboración

Para conseguir un objetivo común es importante que todos rememos en la misma dirección. Solo así, cooperando y colaborando unos con otros, se llegará al objetivo y se resolverán los problemas y bloqueos que puedan surgir en el camino.

4.- Resolución de problemas y toma de decisiones

En una sociedad rápida, cambiante y competitiva como en la que vivimos, es necesario saber afrontar los problemas y obstáculos que se presentan. Así como saber tomar decisiones de forma rápida y acertada.

5.- Resiliencia y gestión del estrés

La resiliencia se considera una especie de «escudo» ante la presión laboral y se relaciona tanto con una mejor salud mental como con un mayor rendimiento sostenido en el tiempo. Por su parte, el estrés es fundamental aprender a tenerlo bajo control. Puesto que se trata de uno de los mayores enemigos de los trabajadores y no hay sector profesional que se libre de él.

Estas son solo algunas de las habilidades que mas impactan sobre la productividad de las personas. Y, si te interesa conocerlas más en profundidad, te recuerdo que tienes artículos del blog dedicados a cada una de ellas.

Desde luego, podríamos incluir alguna mas como la flexibilidad, la capacidad de adaptación, la creatividad o las habilidades de negociación, pero para terminar me quiero centrar en la que para mi es mas importante. ¿Quieres conocerla?

La inteligencia emocional: el «ingrediente clave» para la productividad

La inteligencia emocional engloba la conciencia y regulación emocional. La podríamos definir como la capacidad para identificar y regular tanto nuestras propias emociones como las de los que nos rodean.

Si ante un problema, o situación a resolver, dejamos que nuestras emociones nos arrollen, difícilmente podremos encontrar soluciones. Ya que, ante un estado emocional muy intenso, la lógica y la razón pasan a un segundo plano.

La relación entre la inteligencia emocional y el bienestar es directamente proporcional. De ahí, la importancia, primero de saber identificar lo que nos pasa. Y, después, de regular aquello que sentimos.

Pero no se trata de hacerlo solo con nosotros mismos. Si somos capaces de realizarlo también con los demás, la cooperación y el clima laboral mejorarán sustancialmente.

A lo largo de estos años he tenido la oportuidad de poder acompañar, con mi coaching especializado en equipos, a muchas empresas en este camino. Por lo que sé, desde la experiencia, que cada formación es una oportunidad para crear grupos de trabajo cada ver mas sólidos y humanos. Porque, apostar por el desarrollo de las personas transforma empresas, resultados y, sobre todo, cambia vidas.

Me despido con una frase de Henry Ford:

“Solo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan. No formarlos y que se queden”.

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