En un mundo tan cambiante como el actual, y en el que la incertidumbre campa a sus anchas, la flexibilidad cognitiva (o flexibilidad de pensamiento) es una gran aliada que merece ser conocida y valorada por el gran valor que aporta.
Nos permite romper las barreras de nuestras propias creencias y adaptarnos, de manera mucha más rápida, y sin sufrimiento, a las demandas del ambiente. Además, nos da la posibilidad de ver si lo que estamos haciendo nos permite avanzar hacia nuestros objetivos. O si, por el contrario, estamos atrapados en una especie de rueda de hámster que no nos lleva a ninguna parte. De ese modo, mejora nuestros procesos de aprendizaje.
Tal vez, por esto, la flexibilidad cognitiva es una de las soft skills mas demandadas en entornos profesionales.
Qué es y qué beneficios aporta la flexibilidad cognitiva
La flexibilidad de pensamiento, o flexibilidad cognitiva, se define como la “capacidad de nuestro cerebro para adaptar, tanto el pensamiento como la conducta a situaciones cambiantes, nuevas o inesperadas. Además, de darnos la posibilidad de tener en cuenta varios conceptos al mismo tiempo”
Por tanto, frente a esta flexibilidad se encuentra la rigidez mental.
Precisamente, la rigidez mental está presente en algunos trastornos como el trastorno obsesivo compulsivo, la anorexia nerviosa, el TDAH o el autismo. En estos casos, las personas que los padecen, tienen grandes dificultades para cambiar el enfoque de su pensamiento y eliminar las respuestas automáticas e impulsivas.
Walter Riso, doctor en psicología y especialista en terapia cognitiva dice que “la mente flexible genera menos estrés, menos violencia y más felicidad”.
Y eso, ¿a qué se debe?
La mente flexible es más resiliente y tiene una mayor capacidad de adaptación. Por lo tanto, en lugar de quedarse luchando, o quejándose contra lo que es y no quiere que sea, busca soluciones para resolver la situación. Y, así, volver a recuperar el equilibrio y el bienestar.
Por tanto, es esta flexibilidad la que nos ayuda a ver la vida tal y como es, en lugar de verla como nos gustaría que fuese. Y la que nos da la capacidad de buscar, de manera creativa, la mejor respuesta o solución, a las situaciones a las que nos enfrentamos.
Cuando tengo que explicar en qué consiste la flexibilidad de pensamiento me gusta utilizar el símil de las muñecas. Porque creo que explica muy bien a qué nos referimos cuando hablamos de flexibilidad cognitiva.
Te animo a leer con atención, reflexionar y tratar de identificar sobre el tipo de muñeca con el que más te identificas.
Como decía, hay 4 tipos de muñecas:
● Muñeca de porcelana
La muñeca de porcelana se caracteriza por ser muy delicada. Si ejercemos una acción lesiva contra ella, se romperá de inmediato en mil añicos. Poco podremos hacer por salvarla y las marcas de nuestra acción se verán para siempre, aunque intentemos repararlas.
● Muñeca de metal
Esta muñeca es dura y resistente y nada de lo que podamos hacerle le afectará ni para bien ni para mal. Tendrá una barrera que la mantendrá inalterable a todas las acciones que pueda recibir.
● Muñeca de plástico
La muñeca de plástico no tiene la protección de la muñeca de metal, lo que se le haga le afectará. Pero no será tan frágil como la de porcelana. No se romperá en mil pedazos. Pero, si que tendrá las marcas de las acciones que reciba y no podrás hacer nada por cambiarlo.
● Muñeca de goma
La muñeca de goma sufrirá las acciones lesivas que reciba al igual que la muñeca de plástico y la de porcelana. Pero, a diferencia de estas otras, aunque al principio la marca pueda ser visible, poco a poco, irá recuperando su forma original y recomponiéndose de la acción lesiva que sufrió.
Como imaginarás, la flexibilidad de pensamiento se relaciona directamente con esta muñeca de goma. A la que, las situaciones, acciones y lesiones del exterior le pueden afectar. Pero que tiene la capacidad de adaptar su forma, sin romperse, ni hacerse añicos.
Qué beneficios tiene y cómo mejorar nuestra flexibilidad de pensamiento
Al igual que pasa con otras habilidades de las que ya hemos hablado, la flexibilidad cognitiva no actúa en solitario, sino que se relaciona con otras soft skills muy importantes, implicadas en el crecimiento y bienestar emocional.
Entre ellas están la solución de problemas, el trabajo en equipo, la gestión del estrés y la ansiedad, la gestión del tiempo, la creatividad, la capacidad de aprender y, por supuesto, la resiliencia.
De manera que, por ejemplo, ante un problema laboral, las personas más flexibles verán y aportarán más soluciones y alternativas. Ya que podrán enfocarse en los aspectos más relevantes del problema. Al mismo tiempo, serán más rápidas a la hora de reinterpretar la situación de una manera más creativa. Buscarán opciones de solución y ajustarán sus pensamientos y comportamientos a las nuevas demandas.
Entonces, ¿es posible «trabajar» esta habilidad?
Claves para mejorar y desarrollar la flexibilidad mental
Como habilidad que es, la flexibilidad cognitiva, o de pensamiento, es algo que se puede trabajar, mejorar y hacer crecer.
La flexibilidad cognitiva se desarrolla gradualmente durante la infancia y la adolescencia. Y son los padres, junto con los educadores, los que, a través de juegos de forma estimulante, pueden ayudar en su desarrollo.
Por ejemplo, narrar diferentes finales para un cuento, proponer situaciones inverosímiles, buscar soluciones creativas, recordar secuencias, tocar instrumentos musicales, dar a elegir entre diferentes alternativas… son algunas de las estrategias que pueden ayudar a los más jóvenes a desarrollar esta habilidad.
Pero no solo se puede trabajar en la infancia.
Nosotros, los adultos, también podemos mejorar y desarrollar nuestra flexibilidad cognitiva. ¿De qué forma? Aquí tienes algunas propuestas.
- Adquiere la postura de un observador frente a situaciones y pensamientos. Como si de un cuadro se tratase, intenta tomar distancia de las situaciones y de tus pensamientos. Así, serás capaz de verlos desde una perspectiva mas amplia. Y podrás observar matices y soluciones que, de otra manera, no podrías tener en cuenta.
- Permítete probar cosas nuevas. Sal de la rutina, conoce a gente nueva, prueba a hacer cosas que te sacan de tu zona de confort. Viaja, lee, interésate por otras culturas. Hacerlo te dará la oportunidad de salir de tus creencias y ver que existen infinitas posibilidades de actuación.
- Equivócate y falla, no tengas miedo. Elimina de tu mente la idea de que fallar o equivocarse es sinónimo de fracasar. Solo una mente flexible entiende que el fallo forma parte del aprendizaje y se permite experimentarlo.
- Descarta la primera opción de solución que genere tu mente y oblígate a buscar, al menos, tres posibles soluciones para un mismo problema. Busca formas alternativas para resolver los conflictos y fomenta, así, una actitud mas creativa.
- Observa tus creencias mas limitantes. Todos tenemos pensamientos que nos llevan a actuar siempre de igual manera. Tengamos (o no) buenos resultados, parece que nuestra tendencia es hacer siempre lo mismo. Observar estos pensamientos y los resultados que estamos obteniendo es clave para decidir hacer algo diferente… y cambiar.
- Trabaja y desarrolla tu flexibilidad a través del cuerpo. El entrenamiento de la flexibilidad corporal, con disciplinas como el yoga, estimula el sistema nervioso y favorece la neuroplasticidad, lo que facilita la capacidad del cerebro para adaptarse a nuevas situaciones y cambiar de perspectiva. Tu cuerpo, como he comentado muchas veces, es un buen aliado.
La incertidumbre y los cambios están presenten en la vida diaria. Si entrenamos nuestra flexibilidad, entonces, nuestra capacidad de adaptación y resiliencia mejoraran. Y, por supuesto, con ellas, nuestro bienestar y la capacidad de afrontar, de una forma mucho más satisfactoria, todas las situaciones por las que vayamos pasando en cada momento.
No dudes en contactar conmigo si crees que necesitas ayuda profesional para mejorar tu flexibilidad cognitiva. Como psicóloga y coach podré acompañarte en ese proceso que, sin duda, será un «antes y un después» en tu vida.
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