La capacidad de adaptación es una habilidad que tenemos 100% relacionado con el concepto de supervivencia.
La realidad es que la vida es cambio e incertidumbre. Y si queremos vivirla de forma plena y satisfactoria, debemos ser capaces de adaptarnos a ella.
Pero, la capacidad de adaptación es mucho más que sólo cambiar lo que hacemos para poder sobrevivir. Se trata de una habilidad que nos permite variar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos para acomodarlos a las demandas del entorno en el que vivimos. Y, por lo tanto, nos ayuda a dar las mejores respuestas ante situaciones cambiantes. Creando nuevos pensamientos y las emociones adecuadas que nos lleven a actuar de la mejor manera posible para nosotros en ese momento.
Adaptarnos es aceptar que las cosas cambian. Y, pese a ello, tener la suficiente flexibilidad para restaurar nuestro bienestar.
Además, implica adecuarnos a la incertidumbre y a las demandas que el entorno nos hace. Pero, no para sobrevivir, como decía Darwin, sino para vivir sin sufrimiento. Y, por supuesto, también podemos optar por no hacerlo.
El mundo está lleno de personas inflexibles y rígidas que se niegan a cambiar. Como todo, es una opción personal. Sin embargo, estas personas tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos depresivos y de ansiedad. Puesto que esa lucha constante contra la realidad genera una gran frustración y desgaste.
A nuestro cerebro no le gusta el cambio. Porque no se siente bien en la incertidumbre y siente que “pierde el control”. Cuando eso ocurre, nos genera inseguridad y luchamos por intentar mantener el “orden” que nosotros entendemos como adecuado.
Pero parece más que evidente que esto ya no funciona.
No podemos seguir mirando para otro lado, empeñándonos en seguir haciendo las cosas como las hacíamos antes. O queriendo que sea el mundo el que cambie para nosotros sentirnos mejor.
Por eso, ha llegado el momento de asumir nuestra responsabilidad y trabajar conscientemente, para desarrollar nuestra capacidad de adaptación.
Cómo puedes desarrollar tu capacidad de adaptación
1.- Adaptarte implica aceptar
Nos pasamos demasiado tiempo negando las cosas que pasan o luchando contra ellas. Tan solo porque no cumplen con las expectativas que nos habíamos marcado.
Aceptar implica ver la realidad tal y como es. Reconocer que, unas veces para bien y otras para mal, la vida cambia. Y que, aunque en ocasiones no nos guste, es irremediable y no hay vuelta atrás.
Solo a través de esta aceptación seremos capaces de crear las mejores soluciones y las alternativas más beneficiosas para volver a recuperar el bienestar perdido.
Pero… ¡ojo! Aceptar no es resignarse. Nada más lejos de la realidad. Cuando nos resignamos sentimos que no hay nada que nosotros podamos pensar o hacer para encontrarnos mejor. Sin embargo, cuando aceptamos, se abren ante nosotros un sinfín de posibles soluciones que nos ayudarán a resolver el problema.
2.- Adaptarse implica ser flexible
La nueva realidad, tanto a nivel personal como profesional, que estamos viviendo en estos tiempos requiere de nosotros una dosis extra de flexibilidad cognitiva y emocional.
Flexibilidad cognitiva porque nuestro cerebro tiene que conseguir aceptar las nuevas y cambiantes situaciones. Y flexibilidad emocional porque debemos ajustar las emociones a dichas situaciones, reconocer lo que sentimos y gestionarlo para que jueguen a nuestro favor.
Es decir, a mayor flexibilidad, mayor capacidad de adaptación.
Ábrete a nuevas opciones y posibilidades. No quieras hacer las cosas igual que las has estado haciendo hasta ahora. El escenario ha cambiado y las reglas del juego también.
Para ello, engaña a tu cerebro y descarta la primera idea que te venga a la cabeza como forma para solucionar un problema o resolver una situación, porque esa idea será, una idea reproductiva de algo que ya conoces y por lo tanto, será más de lo mismo.
En mi manual de “La nueva realidad laboral” tienes algunos ejercicios para trabajar esta flexibilidad cognitiva (puedes contactar conmigo desde aquí si quieres recibirlo).
3.- Adaptarse implica tolerar la incertidumbre
Sin ninguna duda, adaptarse implica reconocer que hay cosas que se escapan de nuestro control.
A todos nos gusta vivir pensando que controlamos las situaciones y las cosas que nos pasan. Es como una falsa ilusión que nos hemos inventado para sentirnos mas seguros. Sin embargo, como te decía, es una “falsa ilusión”.
No saber nos aterra, nos traslada a los peores escenarios posibles y nos crea inseguridad.
Porque, la incertidumbre nos incomoda. Y buscamos eliminarla de nuestra vida, sea como sea. Pero, como dice el refrán, “aquello a lo que te resistes, persiste”
Y no digo que te tenga que gustar y es posible que nunca llegues a ver su lado positivo. Sin embargo, si quieres vivir sin sufrimiento, tienes que aprender a tolerarla, a aprender a manejar esa incomodidad y aceptar lo incierto como una realidad. Sin miedo, sin resistencia y sin ansiedad.
Estos tres ingredientes son clave para que puedas ir mejorando, día a día, tu capacidad de adaptación a las situaciones y al cambio.
Y no pienses que tienes que partir de cero. ¡No! Recuerda que tienes en ti todos los recursos que necesitas para conseguirlo.
Solo tienes que recurrir a tu experiencia, mirar dentro y recorrer los momentos de tu vida en los que la realidad te dio de lleno en la cara. Para que, con creatividad y confianza encuentres la mejor solución. Por supuesto, aquí me tienes si deseas hacerme alguna consulta o solicitar ayuda profesional para lograr una buena capacidad de adaptación ante cualquier circunstancia o mejorar cualquier otro aspecto de tu vida.
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