Seré muy breve. Ante la pregunta de si es lo mismo influir que manipular la respuesta es: no.

Porque, influir y manipular son dos cosas diferentes.

Si bien es cierto que, en ambos casos, se pretende conseguir un cambio en la persona con la que estás interactuando, lo que cambia es la intención. O, dicho de otro modo, aunque el fin sea el mismo, el camino que eliges para conseguirlo es diferente.

Tanto para influir sobre alguien como para manipularle, es la comunicación o tu habilidad para comunicarte lo que estás poniendo sobre la mesa. Porque, si quieres conseguir algo de tu interlocutor (que cambie sus comportamientos o simplemente que te preste atención), debes tener en cuenta la manera en la que te vas a comunicar con él. Atendiendo, no sólo a lo que dices, sino también a cómo lo dices.

Qué diferencias hay entre influir y manipular

Sin entrar en mucha reflexión, parece que la palabra influir tiene una connotación positiva. Sin embargo, la de manipular es negativa.

Influyo sobre ti cuando creo que es bueno para ti. Te manipulo cuando sé que lo que hago es bueno para mí, pero no para ti.

Cuando influimos sobre alguien, lo hacemos buscando un bien común. Por ejemplo, un líder. Se dice que el 60% de la productividad de una empresa radica en la calidad de su liderazgo. Es decir, en el tipo de lideres que dirigen a las personas que la componen.

El comportamiento del líder influye en el de las personas a las que lidera. Tanto por lo que dice, como por el modo en el que lo hace. Así que, existe un cierto grado de control sobre el comportamiento de las personas de la organización y sobre sus cambios de actitud.

Podemos decir que un líder tiene en su mano la posibilidad de influir sobre el comportamiento de su equipo. Sobre todo, los lideres transformacionales. Este tipo de líderes emplean, sobre todo, la comunicación para conseguir los objetivos de la empresa. Por lo que son capaces de cambiar las expectativas, las percepciones  las motivaciones, no solo del equipo de trabajo en su totalidad, sino de cada uno de los miembros que lo componen.

Otra importante diferencia es que, mientras que, en el caso de la manipulación, el control hacia la otra persona es intencional, la influencia puede darse sin intencionalidad. Hay personas, o líderes, cuya sola presencia ya nos influye de manera positiva, modificando nuestros comportamientos por nuestro propio bien o por un bien común. Como podría ser el ejemplo de un líder que tiene como objetivo que un equipo reme en la misma dirección para conseguir un objetivo.

Por el contrario, la manipulación es temporal, puntual e implica abuso de poder. Ya que, el manipulador suele recurrir a artimañas tales como el chantaje o la mentira para conseguir cambiar el comportamiento del otro. Haciéndole pensar, o creer, que desea algo que realmente no quiere ni busca.

La línea que existe entre influir y manipular es muy fina. La responsabilidad y el respeto es lo que las separa.

La clave está en encontrar el equilibrio ente tus necesidades y las necesidades de los que te rodean. Y este equilibrio nos lo da la comunicación asertiva. Porque uno de los valores que promueve este tipo de comunicación es el respeto y la elegancia.

Por ejemplo, decir, “o me subes el sueldo o me voy” no es ser asertivo, ni elegante ni respetuoso. Simplemente, es hacer un chantaje.

Tampoco lo es decir “yo te lo digo clarito porque soy muy sincero”. Ser asertivo nunca es ser maleducado.

Para influir sobre el comportamiento de los demás debes generar confianza y conseguir que tu interlocutor se sienta entendido y respetado. En definitiva, debes reconocerle. Sin duda, esto facilitará tu capacidad de influenciar.

Me despido recordándote que aquí me tienes si deseas plantearme cualquier tipo de consulta sobre este interesante tema que es diferenciar entre lo que es influir y manipular. O si te gustaría trabajar, de forma adecuada, esta potente habilidad que es la influencia. No dudes en contactar conmigo si ese es tu caso.

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