Si hay algo cierto es que tomar decisiones es algo inevitable que forma parte de nuestro día a día, aunque no nos demos cuenta de ello.
Esa es la realidad: te pasas el día decidiendo. Y, ya sea de forma consciente o inconsciente, el ser humano toma alrededor de 35.000 decisiones diarias.
Increíble, ¿verdad?
Tomar decisiones es inevitable. Sin embargo, todos conocemos a personas a las que les cuesta mucho hacerlo.
La razón es porque se quedan anclados en lo que van a perder al hacerlo o porque le han dado tantas vueltas al tema que se quedan paralizados en la infinidad de opciones que barajan.
Sea cual sea el motivo por el que no lo hacen, este bloqueo produce un gran desasosiego y la sensación de no ser protagonistas de su vida. Y, si algo está claro, es que, si tú no tomas decisiones, la vida u otras personas, lo harán por ti.
Por eso hoy nos vamos a centrar en esta habilidad que es la toma de decisiones.
¿Por qué se tiene tanto miedo a tomar decisiones?
Existen infinidad de teorías relacionadas con la toma de decisiones. Teorías que buscan la “lógica” que usamos a la hora de hacerlo, para comportarnos de manera racional. Sin embargo, la realidad es que, las personas, no siempre actúan en base a eso que se considera “lógico”. Sino que lo hacemos movidos por infinidad de aspectos, bastantes subjetivos. Estos, tienen que ver, entre otras cosas, con las experiencias previas que hayamos tenido, la aversión a las pérdidas, lo seguro que estemos de nosotros mismos o el contexto en el que tengamos que tomar esa decisión. Porque, claro, no es lo mismo, tomar decisiones en un contexto relajado que hacerlo bajo presión o en un estado de estrés y ansiedad.
Pero si hay algo que siempre ocurre es el hecho de que, a la hora de hacerlo, todos tendemos a evitar las pérdidas. Porque, para nosotros, el impacto emocional con el que interpretamos las pérdidas es mucho mayor que el que percibimos ante las posibles ganancias.
Dicho de otra manera, la tristeza que sentimos al perder algo es mucho más intensa que la alegría producida por las posibles ganancias.
Y esto es, precisamente, lo que hace que muchas personas sientan verdadero pavor ante el hecho de tomar decisiones conscientemente. Se quedan analizando y buscando miles de alternativas que no impliquen perder. Sin entender que, por definición, al tomar cualquier decisión irremediablemente, estamos descartando. Y, en consecuencia, perdiendo, una de las opciones que tenemos ante nosotros.
Sin embargo, esto no tiene por qué ser negativo. Todo lo contrario. Sobre todo, si decides desde el firme convencimiento de que sea cual sea la decisión que tomes, y el resultado que obtengas, siempre vas a aprender algo nuevo. Porque, el ser humano decide aquella opción que considera mejor para él en ese momento, con la información de la que dispone.
Ojo, aquí es donde solemos hacer trampa.
Cómo aprender a tomar decisiones adecuadas
Muchas personas me dicen, en mi consulta de Psicología y Coaching, que si volviesen atrás harían o cambiarían eso o aquello para obtener resultados diferentes. O, bien, para seguir conservando algo que perdieron. Yo siempre les digo lo mismo: ten en cuenta que, si vuelves atrás, no lo harías con la información de que ahora dispones, sino que sería en el mismo escenario y con los mismos datos que tenias entonces… ¿estás seguro que habrías tomado otra decisión? Posiblemente no, contestan.
Por todo esto, aunque existen infinidad de herramientas y ejercicios prácticos para reforzar y trabajar esta habilidad, yo te animo a que, al hacerlo, tengas en cuenta desde dónde o para qué estás decidiendo una u otra cosa.
Es decir, que tengas en cuenta tus sistemas de prioridades, porque si lo haces así, sabrás que estas siendo coherente contigo mismo y con lo que es mas importante para ti en cada momento de tu vida.
Como digo, hacer esto implica que tienes que vivir siendo muy consciente y no dejarte arrastrar por el piloto automático. Porque tus prioridades son algo cambiante y que se va alterando según el momento vital en el que te encuentres.
Posiblemente, si acabas de tener un bebe tus prioridades habrán cambiado y es posible que parte de las horas que antes dedicabas al trabajo, ahora decidas dedicárselas a tu hijo. Porque, en este preciso momento, es tu hijo lo más importante.
Si tomas tus decisiones en base es lo que es importante para ti en cada momento, siempre te irás a la cama con la conciencia tranquila. Sabiendo que has tomado la mejor decisión.
Y si tienes dudas o no sabes cómo discernir entre lo que es o no importante para ti, pregúntate: ¿qué precio estoy pagando por tomar esta decisión?
Ya sabes que pensar en términos de pérdidas y ganancias te hace tomar conciencia de lo que puedes perder y seguro que eso, te ayuda a decidir.
Si la decisión implica sacrificar algo de tu sistema de prioridades, entonces, es el momento de replanteártela. Porque, te aseguro que, de no hacerlo, a la larga, te arrepentirás.
Espero que este artículo te ayude en la tarea diaria de tomar decisiones. Si ves que tienes dudas o deseas hacerme alguna consulta acerca de este tema, solo tienes que contactar conmigo. ¡Me encantará ayudarte!
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