Al mantener una conversación no siempre se logra el propósito de dar un buen feedback. Al contrario, ¿cuántas veces has experimentado una conversación en la que lo que recibes, en lugar de construir, parece derribar tus ideas y desmotivarte?
¿Cómo crees que afectan a la comunicación los feedbacks ineficaces y destructivos que se reciben como críticas?
Tanto en un contexto personal como profesional, la habilidad de transmitir feedbacks efectivos es un elemento crucial. Una poderosa herramienta de comunicación cuyo objetivo tiene que ser el crecimiento, el desarrollo y la mejora continua.
La palabra feedback es un término inglés que se puede traducir como la respuesta que da nuestro entorno a un comentario o acción determinada. Una respuesta que tiene que tener un propósito de mejora continua, crecimiento o modificación de conductas y que implica una bidireccionalidad en el intercambio de información.
Así definido, hablar de feedback es hablar de algo positivo que te va a hacer crecer y mejorar.
Sin embargo, la realidad es que, para muchas personas, el dar o recibir feedbacks tiene una connotación negativa asociada a la crítica y el juicio. Ya que, aunque su objetivo principal sea la mejora, si no se hace de la manera adecuada o no se recibe de la forma correcta, los resultados pueden ser muy negativos.
Por eso es tan importante trabajar esta habilidad.
Porque, mal usada, puede amargarte la vida. Sin embargo, si se usa correctamente, tiene muchos beneficios. Ya que, más allá del crecimiento personal o profesional que obtengas, un buen feedback aumenta tu autoconocimiento, motivación, rendimiento y productividad. Además de ayudarte a tomar decisiones de manera más informada y mejorar tus relaciones interpersonales.
¿Cuántos tipos de feedback existen?
Más allá del feedback positivo o negativo, la clasificación que se hace de ellos irá en función del tipo de evaluación que se quiera dar, la forma y el contenido.
1.- Feedback según el tipo de evaluación
Si tu objetivo es alentar o motivar a tu interlocutor, tu feedback será positivo y usarás palabras que reconozcan y refuercen sus comportamientos. Algo del tipo, “excelente trabajo en tu redacción. Me impresiona tu motivación con este proyecto”.
Pero, si además de alentar y motivar quieres señalar algún área de mejora u ofrecer alguna sugerencia de crecimiento personal o profesional, entonces, el feedback constructivo será el indicado. Con él, además de reconocer un comportamiento, proporcionas información que ayuda a tu interlocutor a aprender y desarrollarse.
Pero, recuerda que no todo el mundo recibe bien este tipo de comentarios. Ya que se pueden interpretar como consejos no pedidos. Por eso debes ser sumamente cuidadoso a la hora de darlos.
En el caso de querer dar feedback negativo, entonces, debes ser aún más prudente y cauteloso a la hora de elegir las palabras adecuadas. Porque es muy fácil que sea mal interpretado por la persona que lo recibe. Y es fácil que lo perciba como una mera crítica.
Sin embargo, feedback negativo y crítica son cosas distintas. Quizás no tanto por lo que se dice, sino por la intención con la que se dice. Es decir, sus objetivos son totalmente diferentes. Mientras que la crítica tan solo tiene como objetivo señalar errores, el feedback negativo tiene que señalar también esos errores, pero hacerlo con la misión de que el que lo recibe pueda cambiar algo o mejorar el resultado final.
2.- Tipos de feedback según la forma en la que se dan
El feedback implícito, es el que se da cuando, en lugar de trasladar el mensaje de forma directa, lo haces a través de gestos. Por ejemplo, el pulgar hacia arriba, una sonrisa o una modulación en el tono de voz. Este tipo de feedback es una forma sutil de reconocer el buen trabajo o el buen hacer de tu interlocutor, sin dejarlo muy en evidencia.
Al contrario, el feedback explicito, tiene una intención totalmente contraria al anterior. De hecho, este tipo de feedback tiene como objetivo trasladar información específica sobre el comportamiento o el desempeño de tu interlocutor. Puede ser positivo, negativo o constructivo.
Por su parte, el feedback 360º, seguro que lo conoces porque es el feedback más completo que hay y suele utilizarse en el entorno profesional. Eso sí, de una manera mucho más formal que las anteriores. Su objetivo es evaluar el desempeño de una persona desde diferentes perspectivas. Desde los superiores, los compañeros de equipo, las personas a su cargo o incluso los clientes.
Finalmente, se incluye en esta clasificación el feedback continuo, que es aquel que se da de manera regular y constante.En lugar de ser algo puntual, como sería el de 360º.
3.- Feedback en función del tipo de contenido
En este caso, hablaríamos de un feedback general y el feedback concreto.
No es lo mismo decir “Raquel, te cuesta mucho aceptar los cambios” que decir “Raquel, veo que no estás usando el nuevo programa implantado por la empresa”.
Si hemos dicho que el objetivo de dar un feedback es el crecimiento y la mejora continua, parece obvio pensar que cuanto más explícita, concreta y constructiva sea la información que trasladas, más probabilidades hay de que consigas tu objetivo. Y la persona a la que estás transmitiendo tu feedback lo perciba como lo que es: un regalo y una oportunidad de crecimiento.
Por eso, a la hora de dar un feedback, tu lenguaje tiene que ser lo más claro y conciso posible. Evitando generalidades y enfocándote en situaciones concretas. Si puedes proporcionar ejemplos que respalden tus palabras, mucho mejor. Porque, así, el mensaje tendrá más peso. Pero recuerda que tienes que respaldarte en hechos objetivos.
Requisitos de un buen feedback para que sea efectivo
Para que un feedback sea 100% constructivo y eficiente tiene que cubrir 3 aspectos importantes:
1.- Que sea un feedback equilibrado
En el sentido de que aborde tanto aspectos positivos como puntos de mejora. Es decir, que reconozca los logros y también lo que tenga que mejorar. Al fin y al cabo, el objetivo de un buen feedback es la mejora.
2.- Que esté orientado a la acción
No se trata solo de motivar o de señalar errores. Un buen feedback debe dar una cierta orientación sobre cómo se pueden abordar las áreas de mejora.
3.- Debe establecer metas de seguimiento
Un lugar al que ir y unas metas específicas y alcanzables que se puedan evaluar tras el feedback. Para poder realizar un seguimiento del progreso.
En resumen, teniendo estos aspectos en cuenta, la fórmula más sencilla y eficaz para dar un feedback es incorporar:
✓ Los aspectos positivos que hay que MANTENER. Lo que está bien, lo que si funciona.
✓ Aquello que hay que MODIFICAR. Las cosas que se podrían hacer mejor.
✓ Lo que hay que ELIMINAR. Comportamientos o acciones que no suman y que, por lo tanto, sería bueno omitir.
✓ Los aspectos que hay que INCORPORAR. Elementos o acciones que sería bueno añadir.
Como ves, disponer de un buen feedback es algo no solo importante sino necesario a nivel personal y profesional. Nos ayuda a mejorar y es una herramienta de comunicación que deberíamos saber manejar en cualquier aspecto de nuestra vida.
Desde aquí te animo a sacarle todo el partido que tiene. Y, si tienes dudas o dificultades para logarlo, no dudes en contactar conmigo. Comprobarás en persona lo mucho que mejora tu comunicación. ¡Te lo aseguro!
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