La envidia es uno de esos sentimiento que, que más frecuentemente, nos resistimos a reconocer.

Desde el punto de vista emocional, implica sentir rabia hacia los comportamientos, actitudes o posesiones de los demás.  Un sentimiento que choca con lo que realmente deberíamos experimentar. Es decir: orgullo o admiración hacia esa persona, por su comportamiento, su actitud hacia la vida o las posesiones que tiene.

Sentir envidia es una emoción que, en mayor o menor medida, todos hemos experimentado. Aunque, eso sí, no siempre seamos capaces de expresarla. E, incluso, la disfracemos y escondamos bajo expresiones como “sentir envidia de la buena”.

La envidia aparece cuando reaccionamos con rabia ante alguien que percibimos que nos supera en algo. Y, está muy relacionado con nuestra propia inseguridad. Criticamos a aquel que hace algo que nosotros no nos sentimos capaces de hacer. Y, en vez de intentar superar nuestras inseguridades, optamos por atacarle de forma destructiva.

Es decir, la envidia se produce por un sentimiento de inferioridad respecto al entorno que nos rodea. Y, no nos engañemos. La envidia es tóxica, lo mires por donde lo mires.

Entonces… ¿Qué hacemos con esto?

Gestionar la envidia es posible

Como psicóloga y coach, para mí, la clave es siempre mirar hacia nuestro interior. Es decir, aprender y descubrir quiénes somos. Por supuesto, con nuestras virtudes y defectos, con nuestros puntos fuertes y débiles. Porque, sólo desde aquí, podremos comprender nuestros pensamientos, emociones y comportamientos  y analizar si éstos nos potencian o nos limitan.

Cuando te descubras criticando o envidiando los éxitos de lo demás, observa qué es lo que está pasando en ti. ¡Tal vez te sorprendas! Quizás… ¿no será que no te sientes capaz de conseguir lo que otros han conseguido?

Si es así… ¡perfecto! Sin duda, ese es el punto de partida. Comienza por trabajar tu orgullo, tu estatus personal y lo que eres de verdad.

Desde mi experiencia, te sugiero medirte solo contigo mismo. Y, a continuación, pregúntate… ¿estás orgulloso de ti como ser humano? ¿Te  has enfrentado a tus miedos para superarte? ¿Has superado los obstáculos para conseguir tus objetivos?

Todos podemos conseguir lo que nos propongamos, solo necesitamos creer en nosotros mismos.

Empieza por admirar lo grande que hay en los demás. Sus esfuerzos y logros. Para, después, admirar lo grande que hay en ti. Todos tus logros y aquellas cosas que te hacen estar orgulloso de ti mismo.

No admirar a los demás nos incapacita para hacerlo con nosotros mismos

Finalmente, sé humilde. Y recuerda que, tanto si necesitas ponerte por encima de los demás para que te valoren. Como si, por el contrario, te colocas debajo para que los demás no se sientan amenazados por ti, te estas dañando. Porque, si tú no te quieres a ti mismo, ¿quién lo va a hacer por ti?

¡Deja a un lado la envidia! Olvídate de mirar lo que son o tienen los demás y vuelca tu energía sobre la única persona sobre la que tienes todo el poder. Por supuesto, eres tú.

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