La vuelta a clase tras las vacaciones suele ser dura y complicada para todos. Independientemente de nuestra edad, adultos, jóvenes y niños sufrimos sus consecuencias físicas y emocionales. El regreso a la rutina, las obligaciones y los horarios suele llegar acompañada de cansancio, apatía, desmotivación, irritabilidad e, incluso, falta de atención.

En el caso de los adolescentes, se trata de un momento complicado. A los cambios externos con los que se encuentran (posibles cambios de colegio o instituto, nuevos compañeros, profesores y ciclo de estudios…) tenemos que añadir los propios cambios internos por los que están pasando. Teniendo esto en cuenta, se nos hará más fácil entender cómo viven ellos el retorno de vacaciones y la vuelta a clase.

Como os contaba en el post Adolescencia, el final de la infancia, la adolescencia es un periodo en el que predomina la desorientación. Es una etapa en la que los jóvenes están creando su propia identidad y se enfrentan a muchos cambios, internos y externos. Que, por supuesto, no siempre son de su agrado. En este momento, nuestro papel como padres es entender esa etapa vital en que se encuentran. Y así, ayudarles y entre todos aliviar las tensiones asociadas a este periodo vital.

Cómo puede el coaching ayudarle a afrontar la vuelta a clase

A nivel personal, el coaching para adolescentes les ofrece un espacio en el que puedan entender y reconciliarse con todos los cambios que están experimentando. Y, cómo les están influyendo en lo que sienten, lo que piensan y en sus comportamientos. Para ellos, la desmotivación, apatía y los altibajos emocionales también son nuevos. Están llenos de miedos que se niegan a expresar y que intentan ocultar.

A nivel académico, el coaching para adolescentes les ayuda a definir sus habilidades, talentos y vocaciones. Para que puedan proyectarlos hacia su futuro profesional, trazando con ellos un plan de acción que les lleve a conseguirlo.

En definitiva, les estarás dando la oportunidad de convertirse en personas independientes, conscientes y capaces de relacionarse de forma segura con su entorno.

Hasta entonces, te dejo unos trucos que les ayudarán a afrontar la vuelta a clase con éxito.

  • Alimentación sana y deporte para mantener la energía.
  • Introdúceles progresivamente en las rutinas. No esperes al último día para que vuelvan a acostarse antes. Para que retomen la lectura y dejen las tablets, móviles y ordenadores… Y cambien los hábitos alimenticios creados en vacaciones. Es mejor que estos cambios se vayan haciendo de forma progresiva. Sugiero empezar unas dos semanas antes de volver a clase.
  • Ayúdale a enfocarse en los aspectos positivos de la vuelta. Por ejemplo, en el reencuentro con los amigos, con la chica o chico que le gusta, nuevos compañeros, deportes, nuevo material, ropa… Cuéntale como afrontaste tú ese momento y qué estrategias usabas para sentirte mejor. Y, por supuesto, qué haces ahora para superar la vuelta a la rutina.
  • Recuérdale el aspecto positivo de crecer. Si hay cambio de curso también hay un aumento de edad. Y, por tanto, la posibilidad de ir renegociando con ellos las normas que tienen en casa. Como el tiempo y las salidas con los amigos o el uso de tablets, móviles, ordenadores. Negocia todos estos aspectos y enséñales a ver la parte positiva.
  • Pasa tiempo con ellos. Hacer planes para los ratos juntos y los fines de semana y consigue que se involucre, ya que de esta forma se sentirá mucho más motivado para llevarlos a cabo.
  • Una vez empezadas las clases, ayúdales a organizarse el tiempo. Hacer un horario con las actividades planificadas les dará sensación de seguridad. Si tu hijo se enfrenta a un cambio de ciclo, es posible que necesite ayuda con los nuevos hábitos que tendrá que adquirir.

Y sobre todo y ante todo, habla con ellos y mantén una comunicación fluida. Sé que no siempre será fácil. Pero es importante que sepan que te tienen a su lado y que en casa tienen un entorno seguro y un espacio de confianza.

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