La gestión del dinero en la adolescencia suele ser un punto de conflicto habitual entre padres e hijos.

Como hemos hablado en anteriores ocasiones, la adolescencia se caracteriza por ser la etapa de la inmediatez y la recompensa a corto plazo.

Por lo general, los adolescentes tienden a ser poco ahorradores. Se mueven por impulsos sobre lo que quieren y hay poca reflexión sobre si eso es lo que realmente necesitan. Tienen que aprender a hacer esta diferencia y nosotros tenemos el deber de ayudarles a hacerlo.

Con las primeras salidas con amigos comienzan las pequeñas demandas de dinero. Piden tener una cierta “libertad económica” y es el momento de enseñarles a responsabilizarse sobre su propia gestión del dinero.

En este artículo he resumido algunos aspectos importantes sobre este tema que tantas diferencias familiares genera con los adolescentes.

Qué tener en cuenta respecto a la gestión del dinero en la adolescencia

1.- Responsabilizarse implica experimentar las consecuencias de sus decisiones

Cuando los adolescentes empiezan a recibir una asignación semanal o mensual es posible que decidan gastárselo en cosas que no necesitan, les aburran a la mínima o incluso se arrepientan.

El primer impulso de los padres puede ser evitarlo, sermonearles o incluso negarles el derecho a gastárselo, si no se está de acuerdo con su decisión. Sin embargo, aunque sepamos que están cometiendo un error, es importante que se den cuenta de las consecuencias de las decisiones que toman respecto a sus gastos. Si han decidido gastarse la paga de una semana en algo que se les ha antojando y se quedan sin dinero para el resto del tiempo, debemos dejar que se lo sufran. Te aseguro que, la próxima vez, reflexionarán sobre las consecuencias de esos caprichos.

Y, si por lo que sea, se quedan sin dinero y te piden más (cosa más que probable que ocurra) aprovecha para hacerles pensar sobre lo que les ha pasado, Y, por supuesto, cómo evitarlo la próxima vez. Deja claro que los adelantos no pueden ser algo normalizado. Y, sobre todo, cumple con el acuerdo al que llegues con el adolescente. ¡No hagas nada que no vayas a cumplir!

2.- Tu casa, tus normas

Como padres, tenéis que decidir qué normas vais a aplicar en relación con el dinero. No solo la cantidad, sino también la periodicidad.

No todos los padres quieren poner una asignación. Hay quien prefiere dar el dinero a su hijo cuando este lo necesite. Esta opción no es ni mejor ni peor. Lo importante es que sepas «qué enseñanza quieres transmitir a tu hijo» y la lleves a cabo.

La asignación semanal, o mensual, tiene como objetivo ayudarles a hacer sus propios presupuestos y a ahorrar. Pero el cómo lo consigues dependerá de las normas de cada casa y cada padre.

En mi opinión, empieza dándole una asignación semanal y observa como se administra. Para ellos, será más fácil hacerlo así. En vez de verse con una mayor cantidad de dinero que puede llevarles a despilfarrarlo. A medida que vaya aprendiendo y creciendo se puede cambiar la fórmula.

3.- Fija la cantidad en función de su edad y su responsabilidad

La cantidad que reciban depende también de ti y de lo que tengan que hacer con el dinero que tienen asignado.

No será lo mismo que tengan una paga y con ella solo tengan que pagarse sus “caprichos” de fin de semana. Que si tienen que usarlo para pagar su teléfono, regalos o ropa.

Tanto la cantidad como el uso al que lo tienen que destinar debería ser negociado con tu hijo. Así no habrá problemas de malos entendidos o intentos de “renegociaciones”.

4.- Mejor si se lo ganan

Los adolescentes tienen que aprender el valor del dinero.Y que éste, normalmente, suele llegar como resultado de haber realizado un trabajo.

Esto no quita para que, de vez en cuando, también lo reciban como un regalo. Por supuesto, a nadie le amarga un dulce. Pero, tienen que entender que son excepciones a la norma establecida.

Si los abuelos o tíos les regalan dinero, siempre es un buen momento para ahorrarlo. O, también, para destinarlo a esos extras que saben que nosotros no vamos a satisfacer.

Como padres, tenéis que decidir qué tareas tendrán que hacer y el “sueldo” que recibirán por ello. También, os tocará decidir qué pasará en el caso de que no cumplan con esas tareas.

Algunos seréis de la opinión de que pueden ganarse ese dinero haciendo las tareas del hogar (limpiar su habitación, el baño, sacar la basura…). Otros, preferiréis pagarles por tareas que no hagáis vosotros. Por ejemplo, hacerse cargo de las mascotas, limpiar la piscina, cortar el césped…

Yo, en mi caso, he decidido ponerle, a mi hija adolescente, una asignación por ayudarme con las redes sociales. Así, ella está con su «amado teléfono» y yo me beneficio de su “cultura digital”.

Sea cual sea la opción que decidas, no olvides que el objetivo aquí es que aprendan el valor del dinero. En ningún caso queremos que se obsesionen con ganarlo. Pero sí que entiendan que de ellos depende conseguirlo.

 

Al final se trata de que aprendan a gestionarse y se preparen para la vida adulta. La coherencia y el sentido común tienen que primar en las decisiones que toméis.

Sé que la teoría suena fácil y que llevarlo a la práctica puede entrañar su dificultad. Por eso, si tienes cualquier duda (la que sea) o necesitáis asesoramiento a la hora de gestionar este tema con tu hijo, solo tienes que consultarme. Como ya he hecho con muchos padres de adolescentes, puedo ayudarte a que este tema sea un punto de unión y no de disputa. ¡Aquí me tienes!

 

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