Ver los conflictos como oportunidad es algo que pocas veces se nos pasa por la cabeza. Mucho menos, cuando los estamos viviendo en nuestra vida y tenemos que afrontarlos.

Como bien sabes, los conflictos son inevitables en la vida. Desde las pequeñas discrepancias del día a día hasta los enfrentamientos más profundos. Nadie se libra de ellos: todos los experimentamos.

Y, aunque no siempre nos gusta afrontarlos, la realidad es que forman parte de nuestra existencia. Nos acompañan en nuestras relaciones personales, profesionales y también en nuestra parte más interna y profunda.

A través de mi blog te he enseñado las diferentes formas de afrontar los conflictos y herramientas para aprender a manejarlos. Sin embargo, la pregunta que te lanzo hoy es diferente.

¿Qué pasaría si comenzamos a ver los conflictos no como obstáculos que se nos presentan sino como oportunidades de crecimiento personal?

Vamos a ello.

Por qué es necesario ver los conflictos como oportunidad

Recuerdo una vez en la que yo misma estaba en un punto complicado y una persona, mi terapeuta concretamente, me dijo. “estás en un momento bisagra de tu vida”.

La verdad, en ese momento, yo me encontraba muy perdida. No veía soluciones. Y esa frase me ayudó a entender lo que me estaba pasando y a cambiar la forma en la que estaba interpretando la situación. Entendí esa maravillosa afirmación que dice: “no son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir, sino lo que nosotros nos decimos sobre esas cosas”.

Fue ahí cuando comprendí que ese momento que estaba atravesando no era lo que me estaba haciendo sufrir. Sino la manera en la que yo lo estaba interpretando. Y, entonces, todo cambió.

En lugar de seguir victimizándome por lo que me estaba pasando, empecé a pensar en ello como la «llave» que me abría la puerta a nuevas oportunidades en mis relaciones personales, profesionales y conmigo misma.

Y es de eso, precisamente, de lo que te quiero hablar hoy.

De esos conflictos que aparecen en nuestra vida y nos abren la puerta hacia nuestra propia transformación.

Conflictos externos

Por un lado, tenemos los conflictos externos. Se trata de esos que implican a otras personas, ya sean familiares, amigos o incluso desconocidos. Son realmente valiosos para nuestro crecimiento. Ya que, con cada desacuerdo, con cada malentendido, tenemos la oportunidad de practicar habilidades tan importantes como la empatía, la comunicación y el establecimiento de limites saludables.

Todas estas habilidades están en nosotros, y como siempre te digo, la vida es un excelente escenario para cultivarlas y mejorarlas.

Cuando abordamos un conflicto externo, desde esta perspectiva del crecimiento, podemos transformar nuestras relaciones.

En lugar de evitarlos, por miedo a ser juzgados, rechazados o abandonados, podemos aprender a verlos como una oportunidad para fortalecer la conexión con esas personas y practicar la comprensión mutua y el respeto.

Respetar otras opciones de vida, otros planteamientos y otras perspectivas nos ayuda a expandir nuestra propia conciencia. Y, a la larga, nos hace aumentar y mejorar nuestra propia batería de recursos y herramientas para afrontar las situaciones que se nos plantean.

A estas alturas de la película ya te habrás dado cuenta de que la vida siempre nos puede sorprender con situaciones que no sabemos cómo afrontar. Ver que existen otras personas que han pasado por situaciones similares, y aprender de ellas, es realmente gratificante.

Pero, no podremos llegar a verlo si no somos capaces de entender que mas allá de lo que hay grabado en nuestro sistema de creencias, existen otras posibilidades que posiblemente nunca nos hayamos atrevido a poner en práctica. Por eso, aprender de los demás es siempre una buena opción, y por eso, cada vez que evitamos entrar en conflicto con otras personas, escucharlas y entender desde dónde ven e interpretan las situaciones, nos limita e impide nuestro propio crecimiento.

Los conflictos internos

Por otro lado, tenemos esas batallas silenciosas que libramos con nosotros mismos y que, me atrevería a decir que son los que realmente nos desafían y en consecuencia, son los más enriquecedores. Me refiero a los conflictos internos.

Porque cada conflicto interno que vivimos es una invitación hacia nuestro propio autodescubrimiento.

Cuando nos enfrentamos a la indecisión, a la autocrítica o a la lucha entre nuestros deseos y nuestras responsabilidades, estamos plantando semillas que, poco a poco, nos harán crecer y transformarnos en algo más grande de lo que somos en ese momento.

Pero, para que esto ocurra, tenemos que tener muy presentes dos de las palabras que mas utilizo en mi vocabulario como psicóloga y coach.

Estas palabras son la aceptación y la autoconciencia.

Así, el primer paso para convertir los conflictos internos en oportunidades de crecimiento es la aceptación. Reconocer que esos conflictos existen y que son parte natural de nuestro ser nos libera del peso del autojuicio.

Y es que aceptar no es más que reconocer una realidad, sin negarla ni resistirnos a ella. Es entender que, como parte de nuestra realidad, intentar evitarlos o suprimirlos solo va a prolongar el malestar emocional que sentimos. Y, de esa forma, aumentará nuestra dificultad para resolverlos.

Al aceptar la existencia de un conflicto interno, la energía que podríamos malgastar en luchar contra algo que ya está presente, es utilizada para encontrar soluciones constructivas y aprender de la experiencia.

Y es en ese momento en el que podemos empezar a expandir nuestra propia autoconciencia. El momento en el que podemos explorar las raíces de esos conflictos internos. Y formularnos algunas preguntas. ¿De dónde vienen? ¿Bajo qué creencias operan? ¿Qué creencias lo están manteniendo? ¿Cuáles son valores que aparecen o están dejado de aparecer? ¿Y, qué necesidades subyacentes hay?

Sn duda, al ser conscientes de nuestras propias necesidades, valores y limitaciones, podemos abordar los conflictos desde un lugar mas claro y auténtico.

Esta autoconciencia de la que te hablo, también nos permite reconocer y ver cómo nuestras experiencias pasadas pueden estar influyéndonos en la forma en la percibimos y respondemos a los conflictos actuales que vivimos.

Tomando conciencia de todos estos factores, podemos abrirnos a nuevas perspectivas. Lo que nos ayudará a resolver los conflictos de manera más efectiva. Al tiempo que aprenderemos a crecer a través de ellos.

Sin olvidar que es también a partir de estos conflictos internos cómo desarrollamos nuestra inteligencia emocional.

Al aprender a gestionar nuestras propias emociones y a afrontar los desafíos internos con compasión y determinación, fortalecemos nuestra capacidad de enfrentar los obstáculos externos con más serenidad.

Por todo esto te animo a que en lugar de internar huir de ellos, evitarlos o negarlos, los abraces como lo que son: una gran oportunidad para aprender más sobre ti y fortalecer tus relaciones con los demás. Acógelos con valentía y compasión.

Y, por supuesto, si tienes dudas acerca de cómo lograrlo o crees que puede ser para ti de utilidad contar con ayuda profesional en Psicología y Coaching, aquí me tienes para resolver tus consultas y ayudarte en todo lo que necesites.

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