Hay una gran diferencia entre querer y necesitar. Porque, aunque suene parecido, no es lo mismo.
Sin embargo, estamos muy acostumbrados a usar estos dos verbos indistintamente. Decimos que necesitamos sentirnos bien, necesitamos salir, necesitamos a una determinada persona o un determinado trabajo. Incluso, llegamos a afirmar que necesitamos tener razón o sentirnos realizados.
La acepción mas utilizada del verbo “necesitar” es “tener (una persona o una cosa) necesidad de alguien o algo en determinadas circunstancias o para un fin determinado».
Si esto es así, vemos entonces que este verbo lleva implícita una carencia de algo que es imprescindible para nuestra supervivencia. Y que, sin ello, no nos es posible estar o sentirnos bien.
Te lo voy a explicar con un ejemplo. Hace unos años, recuerdo que un paciente de 12 años, me decía que necesitaba a su hermano para poder jugar y que, como éste no siempre quería, se enfadaba mucho con él. Porque, por su culpa, se aburría.
Estoy segura que tras leer este ejemplo verás clarísimo que él solo se estaba limitando. Puesto que cedía todo su poder de diversión a su hermano. Sin embargo, no lo vemos tan claro cuando somos, los adultos, los que hablamos o sentimos de la misma manera que este niño.
Muchos de nosotros, yo misma incluso, me descubro a diario diciendo que necesito salir de mi casa. Necesito ver a mis amigos y necesito contacto social.
Pero, ¿realmente lo necesito? Es decir, ¿realmente no puedo ser feliz, estar sana, trabajar, reírme o disfrutar si no salgo? ¿Si no veo a mis amigos? ¿Si no socializo? En honor a la verdad os digo que no. Puedo hacer y sentir todas esas cosas sin ellos, pero la realidad es que, aunque no lo necesite, lo quiero.
Ves ya la diferencia, ¿verdad?
Cambio de perspectiva. Ahí está la diferencia entre querer y necesitar
Te propongo aclarar estos conceptos probando con un ejemplo propio.
Coge una hoja y apunta todas aquellas cosas, situaciones o personas que necesitas para ser feliz, para sentirte realizado, a gusto con la vida y satisfecho. Hazlo así:
- Necesito a mi marido
- Necesito un trabajo estable
- Necesito un coche
- Necesito esos zapatos que vi ayer en esa tienda tan estupenda
- Necesito ir a la peluquería
- Necesito salir con mis amigas
- Necesito que me feliciten
- …..
¿Lo tienes?
Ahora, cambia el término verbal “necesito” por “quiero” y lee cada una de las afirmaciones en voz alta. Pero cuando lo hagas, observa detenidamente qué es lo que ha cambiado.
- Quiero a mi marido
- Quiero un trabajo estable
- Quiero un coche
- Quiero esos zapatos que vi ayer en esa tienda tan estupenda
- Quiero ir a la peluquería
- Quiero salir con mis amigas
- Quiero que me feliciten
- …..
En efecto, lo que cambia es el sitio desde el que hablas.
Cambia tu predisposición, tu responsabilidad con respecto a eso que quieres. Y tu libertad de ir o no a por ello.
Cuando queremos algo lo convertimos en un objetivo a conseguir o mantener y nos hacemos responsables del resultado. Porque, irremediablemente, nuestra mente se pone en marcha para encontrar la forma de conseguirlo.
Dejamos de ser víctimas de una situación o de una persona, para convertirnos en protagonistas de la vida que queremos tener.
Nos olvidamos de las quejas y nos ponemos manos a la obra.
Ahora bien, ¿realmente sabes lo que quieres?
El punto de partida: saber «qué» queremos
Quizás esa es la primera pregunta que deberíamos hacernos para encontrar esa felicidad que todos buscamos. Y que solemos depositar en la consecución de metas, personas, resultados o cosas materiales.
Estamos tan acostumbrados a infravalorarnos que creemos que si no tenemos a nuestra pareja al lado, un coche determinado o un trabajo concreto, no valemos nada.
Y este es el gran reto que se abre ante nosotros. Aprender a separar aquellas cosas que queremos de las que creemos que queremos o pensamos que necesitamos.
Para algunas personas esto es relativamente posible de conseguir. Para otras, es todo un desafío y algo que les limita en su vida. Si este último es tu caso, puedes consultarme cómo diferenciar lo que quieres de lo que necesitas. Como psicóloga y coach trabajo con estos «elementos» y sé que puedo ayudarte.
En definitiva, se trata de aprender a ser responsables de nuestra propia vida. Porque estamos viviendo tantas pérdidas, tantas decepciones y tantas limitaciones, que solo nos tenemos a nosotros mismos para demostrarnos todo lo que somos capaces de conseguir si queremos.
Me despido con una pregunta: ¿lo quieres o lo necesitas?
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Me ha gustado mucho la diferencia entre necesitar Y querer.
Creo que cuqamdo basamos nuestra felicidad en las necesidades nos hacemos exclavos de ellas.
Es cierto, quiero a mi marido y me gustaría que el me apoyara en mis objetivos pero no lo necesito para conseguirlo.
Es un error pensar que los demás y las cosas nos va a dar la felicidad, pero pienso que nos ayudan a sentir momentos felices.
Gracias
El verbo querer nos da la fuerza, la responsabilidad y la proactividad que necesitamos para ir a por eso que nos hace felices.
No hace falta ir solo, efectivamente, los que nos rodean, nuestros seres queridos y las las situaciones agradables nos ayudan a sentirnos mejor, pero no siempre están y por eso es tan importante saber que aunque los quiero, no los necesito.