Aunque nos parezca que nunca nos va a afectar a nosotros, la realidad es que las relaciones de dependencia existen. Están a nuestro alrededor y caer en ellas es más fácil de lo que podríamos creer.

Hace unas semanas, hablaba en el blog de Womenalia (con el que colaboro mensualmente) acerca de que hay dependencias sin uso de sustancias (puedes acceder desde aquí al post). Algunas de estas dependencia están no solo “socialmente aceptadas” sino, incluso, fomentadas. Y, sin embargo, hacen que las personas que las padecen experimenten comportamientos muy similares a los que tendrían si estuviésemos hablando de un abuso de sustancias como algunas drogas o alcohol.

Por ejemplo, este es el caso de las dependencias afectivas. Se trata de una adicción hacia otra persona, una necesidad desmesurada del otro, que conlleva a renunciar a la libertad personal y a sus necesidades. Quedando, por tanto, a expensas de la aprobación de los demás.

Las personas dependientes, ponen su relación con la otra persona por encima de todo, incluso de ellos mismos. No quieren que nada se interponga en su relación. Llegando, incluso, a dejar sus aficiones, sus actividades diarias, sus valores para pasar cada vez mas tiempo con el otro.

Buscan en la persona de la que dependen la seguridad que les falta, o que creen que les falta. Y eso, hace que inicien relaciones poco sanas, con mucha intensidad emocional. Su mayor miedo es que les dejen, que la relación se termine. Por eso, caen en la sumisión y en comportamientos que los llevan a intentar complacer y agradar a su pareja. 

Si nos centramos en el ámbito de las relaciones de pareja. Veremos que hablamos de relaciones desequilibradas y poco saludables. Puesto que, poco a poco, la persona dominante irá incrementando su autoridad hasta que la dependiente quede anulada.

Las relaciones de dependencia y la salud

El miedo a ser abandonados hará que las personas dependientes estén dispuestas a hacer todo lo que se les pida.

Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a su autoestima, y a su salud física y/o mental. Pasando por síntomas de ansiedad, depresión o pensamientos obsesivos. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause, se sienten incapaces de dejarla.

Normalmente, las principales causas de la dependencia emocional se van fraguando desde la infancia. Si no aprendemos a ser autónomos e independientes, esto lo arrastramos a la vida adulta. Por lo que, en el momento que se detecten en una persona, lo mejor siempre será buscar a la ayuda profesional de un experto.

Con frecuencia, la persona dependiente emocional, ha tenido en su historia, carencias de afecto o proviene de familias disfuncionales.

Sin embargo, más allá de esta historia infantil, en la base también puede existir una interpretación distorsionada del amor.

Un amor idealizado sinónimo de posesión. En lugar de una emoción reciproca en la que ambas partes tienen su individualidad y libertad y por el que comparten un espacio seguro.

Es normal que nos encontremos a personas metidas, de manera reiterada, en relaciones de dependencia en las que repiten una y otra vez los mismos patrones y comportamientos.

Comportamientos sumisos, idealización de la figura del otro, necesidad de agradar y de validación externa.

Parece claro que detrás de estos comportamientos se encuentra una baja autoestima y una alta inseguridad.

Son personas que tienen dificultades a la hora de tomar decisiones, se muestran inseguras respecto a sus pensamientos y capacidades. Les falta confianza en ellos mismos para iniciar sus propios proyectos. No asumen responsabilidades y ven la soledad como algo muy incómodo y que no van a ser capaces de soportar o resolver.

Cómo superar una relación de dependencia

El primer paso, y quizás también el mas complicado, es tomar conciencia de que esa relación no es sana, por lo menos a largo plazo. Porque, la sumisión y complacencia no son buenos compañeros de viaje, en lo que a relaciones se refiere.

Una vez detectado, el objetivo será aumentar la autoestima, aprender a valorarte y dejar de necesitar la aprobación de los demás para poder manejar tu vida.

Hacerte consciente de todo aquello que mereces tener y eliminar las creencias que te están impidiendo conseguirlo. Además de realizar un trabajo intenso de regulación emocional y habilidades sociales, que posiblemente también se hayan visto alteradas.

Es posible que en el proceso necesites el apoyo y la ayuda profesional. Si es así, ¡no tengas miedo!

Lo que te pasa no es fruto de una debilidad. Hay muchos rasgos de personalidad que te predisponen a ello y trabajarlos, te dará la libertad que mereces y necesitas para conseguir superarlos y mejorar todos los problemas derivados de las relaciones de dependencia. Si tienes cualquier duda, solo tienes que contactar conmigo. Puedo ayudarte a romper las cadenas de una relación tóxica para que tu vida evolucione y cambie a mejor.

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