El rencor es un “sentimiento de hostilidad o de gran resentimiento hacia una persona a causa de una ofensa o un daño percibido”, si atendemos a la definición mas pura de la palabra.
Cuando interpretamos y sentimos que otra persona, normalmente alguien cercano a nosotros, nos ofende o nos daña, nos invade una gran hostilidad. Nos enfadamos con ella. Y generamos en nuestra mente un sinfín de argumentos sobre lo que la otra persona debería haber hecho o dicho.
Estos argumentos no hacen mas que alimentar y provocar en nosotros un sentimiento de venganza y enfado. Que nos atrapa en el pasado y se convierten en nuestra propia cárcel.
El rencor, como la culpa, son emociones que provocan un fuerte desequilibrio en quien las vive. Porque, aunque podríamos decir que son naturales y que la gran mayoría de las personas las ha sentido alguna vez, son altamente disfuncionales. Ya que, ambas, se sitúan en el pasado y nos dejan sin posibilidades de actuar para resolver el problema. Lo que provoca, además, alteraciones tanto físicas como emociones.
En definitiva, el rencor nos hace enfermar y ser peores personas. Y hay una frase que, como psicóloga y coach, creo que resume perfectamente lo que provoca en nosotros. Y la comparto aquí contigo:
“El rencor es como tomar veneno y esperar que mueran nuestros enemigos”
Dónde está el origen de esta emoción: el rencor
El origen de esta emoción está en que aparece cuando interpretamos que la otra persona nos ha ofendido o nos ha hecho daño.
Este puede ser un gran problema. Ya que nos creamos expectativas sobre lo que deberían hacer o decir los demás. Eso, junto con la creencia de que la otra persona será tal y como nosotros deseamos o necesitamos que sea hace que, cuando no ocurra, nos decepcionemos, frustremos y enfademos. Y valoremos como altamente negativo el comportamiento o hecho realizado por la otra persona.
Lo peor, es que eso pasa en la mayoría de los casos. Y es el motivo por el que, la misma cosa, ofende y daña a una persona y a otra no.
Cuanto antes entendamos que cada persona tiene su propio sistema de creencias y su propia manera de reaccionar a las situaciones internas y externas, antes dejaremos de esperar que todos nos comportemos de la misma manera. O que hagamos las cosas con la misma intención.
Por lo tanto, el rencor es sentir rabia cuando, en realidad, deberíamos sentirnos tristes porque hemos perdido algo que esperábamos de la otra persona.
Te pongo un ejemplo. Imagina que tengo problemas con mi familia. Este hecho me está haciendo sentir muy nerviosa e insegura. Espero que mi pareja se ponga de mi lado, entienda y valide todas mis decisiones al respecto. Sin embargo, por lo que sea, mi pareja no se muestra tan predispuesta a aceptar y entender todos mis argumentos. Parece que no lo ve de la misma manera que yo. E, incluso, entiende la forma de actuar de esa parte de mi familia con la que tengo problemas.
En ese momento, yo espero que mi pareja, por el simple hecho de serlo, esté de mi parte y valide mis opiniones. Pero, al no ocurrir así, empiezo a sentirme cada vez peor. Y vuelco toda mi frustración y resentimiento contra él porque no me entiende, no se pone de mi parte y no me da la razón. Entonces, empiezo a pensar “pues ya verás cuando sea él el que discuta con su madre, a mí que no me venga a contar el rollo”. O, “para una cosa que le pido que me apoye, nunca está para mí”. Incluso, “que egoísta». Lo que generará en mi un fuerte resentimiento hacia él.
Puesto así sobre un papel, sé que puede resultar un poco extremo. Y, si me apuras, hasta bastante injusto. Sin embargo, estoy segura de que muchos nos podemos sentir identificados con este ejemplo que me acabo de inventar.
Cómo aprender a liberarnos del rencor
1.- El primer paso siempre será la toma de conciencia
Es decir, darnos cuenta de lo que sentimos y de por qué lo estamos sintiendo. Identificar nuestra emoción. SI estamos tristes o enfadados. Y reflexionar sobre la situación, en concreto, que nos ha hecho sentirnos así.
Te recuerdo que, escribirla en un papel ayuda a tomar distancia de ella. Y observarla para ver si realmente nos han ofendido o, simplemente, nos han decepcionado porque nosotros esperábamos otra cosa. En el primer caso, el enfado puede estar justificado. Pero, en el segundo no.
2.- Asume tu parte de responsabilidad para resolver la situación
Si volvemos al ejemplo anterior, no es contra nuestra pareja contra la que debemos ir. Porque, el problema está en nosotros. Al pensar que, para sentirnos seguros con nuestras decisiones, todos tienen que darnos la razón, nos negamos a escuchar otras posibilidades. O, incluso, ver qué parte de responsabilidad tenemos nosotros con la situación que estamos valorando.
3.- Acepta
Sí, acepta que somos distintos. Que las cosas no siempre son como nos gustaría que fuesen. O que hay gente que no se porta bien con nosotros.
Es verdad, que hay personas que se comportan de manera injusta o dañina. Personas que mienten. Y personas que, por sentirse ellos mejor, hacen que los demás se sientan mal.
Pero… ¡ ojo! «Aceptar» no es sinónimo de perdonar ni de olvidar. Aceptar es, solo, poner encima de la mesa lo que está pasando. Sin juzgarlo como bueno o malo. Simplemente es así, aunque no me guste. Solo es así.
4.- Busca opciones y soluciones al problema real
Cuando dejes de volcar toda tu rabia y sed de venganza contra la otra persona, podrás usar tu energía para buscar opciones y posibilidades que, de verdad, te lleven a solucionar el problema.
Por supuesto, habrá veces que comunicarte y expresar lo que sientes ante la otra persona te ayudará a liberarte. Pero, otras no. Bien porque no te quieran escuchar o porque se hayan portado tan mal contigo que no merezca la pena explicarles nada. En este caso, escribir lo que ha pasado y cortar el vínculo con esa persona puede ser la mejor solución.
Desde mi experiencia, tanto personal como profesional, creo que cuando te centres en el verdadero problema, encontrarás las mejores soluciones.
La dificultad está en que, muchas veces, lo realmente difícil es encontrar la raíz del conflicto. Si eso es justo lo que te ocurre y quieres ponerle una solución definitiva y efectiva no dudes en contactar conmigo. Tengo experiencia en la gestión de este tipo de problemas y te ayudaré a conseguirlo. ¡Prometido!
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