Con la llegada de la pandemia del coronavirus a nuestras vidas hemos tomado conciencia de hasta qué punto es importante la correcta gestión de las emociones.
De un modo u otro, a todos nos ha tocado vivir el COVID. Y, vamos a ver nuestra vida dividida en dos etapas: «antes de» y «después de».
Porque todo ha cambiado. Nuestras costumbres, nuestras prioridades, nuestros comportamientos. Y nosotros, nos hemos tenido que adaptar, cada uno como hemos podido, a esta nueva situación.
En la etapa “antes de”, los psicólogos y coaches insistíamos en la importancia de realizar una correcta gestión de las emociones. Y hablábamos a nuestros clientes de la relación entre éstas y el éxito, la consecución de los objetivos y el bienestar de las personas.
Algunos nos escuchaban. Pero, también, eran muchos los que no le daban tanta importancia. Puesto que seguían usando argumentos de desprestigio hacia la parte emocional o incluso este tema les parecía una debilidad. O, como solían decirme, de “blanditos”. Os aseguro que, aunque estos comentarios parezcan de la prehistoria, no lo son en absoluto.
Y de pronto… todo cambia.
Qué bien nos habría venido, a todos en general, y a algunos en particular, saber gestionar la parte emocional de las situaciones antes de la pandemia. Y qué imprescindible se ha vuelto ahora esto en nuestras vidas. Para conseguir la recuperación y la vuelta a ese bienestar y esa salud que tanto añoramos.
Cómo lograr hacer la gestión de las emociones correcta
Ahora, no es tiempo de mirar hacia atrás pensando en lo que podríamos haber hecho y no hicimos. ¡Todo lo contrario! Es momento de mirar hacia delante, con la lección aprendida y con la absoluta certeza de que la gestión emocional será nuestra gran aliada en tiempos de recuperación.
Pero… ¿Cómo hacerlo?
Hace meses, en las sesiones, escuchaba a los clientes referirse a las emociones como algo ajeno a ellos, algo que gobernaba sus vidas y les hacía sentirse en una montaña rusa y comportarse de formas que no les gustaba.
Las catalogaban como positivas o negativas. Y, querían, a toda costa, quitarse de encima las negativas porque, como era previsible, les resultaban más incómodas.
No he tenido a nadie en consulta que quisiese sentirse menos alegre. Pero, sí, algunos casos en los que se buscaba sentir menos tristeza, enfado o miedo. Ante cada caso concreto, me ponía en su lugar y les entendía. Pero, me costaba llegar a ellos para mostrarles otra realidad.
Un tiempo después, gracias a mi continua formación y a mi mentora Arancha Merino, el MAT (de Preciada Azancot) llegó a mi vida y a mi consulta. Ahora mismo te estarás preguntando «qué es eso del MAT» que tanto bien nos ha hecho tanto a mis clientes como a mi.
El MAT es una potente herramienta para interpretar correctamente las emociones, entender de dónde vienen y cuál es su finalidad.
Creo que la mejor manera de explicarlo es a través de un ejemplo. Y, como ya me conoces un poco, sabes que, muchos de los ejemplos que uso y las herramientas que trabajo las tengo integradas en mí misma. Porque, previamente, las he probado. Y, como ya imaginas, algo como el manejo de las emociones, mejorar mi efectividad y sentirme mejor, no iba a ser menos.
Hablemos de la tristeza, por ejemplo. Una emoción que no gusta mucho, y que puede resultar muy incómoda. Todos queremos huir de la tristeza, sacarla de nuestro entorno y… «vivir felices y comer perdices». Sin embargo, la tristeza es la emoción que nos ayuda a resolver las pérdidas, aceptar las situaciones y encontrar la solución a nuestros problemas.
Sin ella, recurrimos al enfado cuando las cosas no salen como nosotros pensábamos. O a la falsa alegría, buscada muchas veces a través de comportamientos adictivos, con tal de no sentirnos tristes. Y la pregunta es, ¿te sirven el enfado o la falsa alegría? ¿Las cosas finalmente salen como quieres? ¿Se solucionan tus problemas de ese modo?
Obviamente, la respuesta a todas esas preguntas es: «no». Hace falta parar, aceptar y buscar la mejor solución de entre todas las posibles para que nuestro problema se resuelva.
Yo lo aprendí en un momento en el que tenia que tomar una importante decisión a nivel profesional. Y, desde entonces, trabajo con este objetivo.
Enseño, a todas las personas que confían en mí, la finalidad de cada una de las emociones. Cuándo y cómo usarlas a su favor para que sean más eficientes, productivos y exitosos.
Y lo que para mi fue una autentica revelación: conocer nuestra emoción dominante. Que no es más que aquella con la que intentamos resolver todos nuestros problemas y que determina enormemente nuestros comportamientos. Conocerla e intentar compensarla con otras mas adaptativas para la situación vivida es garantía de éxito.
Este método es, para mí, la mejor herramienta de gestión emocional que conozco. Y con la que he aprendido a vivir mi vida, tanto personal como profesional, desde la libertad de decisión.
Yo siento y decido lo que hago con ello.
Te aseguro que hay un «antes y un después» en la gestión de las emociones y en cómo pueden convertirse en grandes aliadas para lograr tus objetivos y deseos. Por eso, si te interesa este tema o lo que puede hacer el método que trabajo por ti, no dudes en contactar conmigo, solicitar información y una primera sesión gratuita. No pierdes nada y puedes ganar mucho. ¡Compruébalo en persona!
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