Cuidarnos a nosotros mismos y alcanzar nuestro bienestar siempre van de la mano. Porque, si se trabaja bien lo primero, como consecuencia se llega a lo segundo.

La definición más fiel del verbo cuidar nos dice que cuidar es “ocuparse de una persona, animal o cosa que requiere de algún tipo de atención o asistencia, estando pendiente de sus necesidades y proporcionándole lo necesario para que esté bien o en buen estado”.

Y al ser humano no solo nos encanta sino que queremos hacerlo. Llegamos a ser verdaderos ejemplos de apoyo y ayuda al prójimo. Sin embargo, ¿qué pasa cuando se trata de cuidarnos a nosotros mismos, atender nuestras necesidades y proporcionarnos lo necesario para estar bien? ¿Seguimos siendo tan buenos y ejemplares en eso?

Por desgracia, en la mayoría de los casos, la respuesta es: no.

Nuestro día a día está repleto de acciones con las que nos sentimos mejores profesionales, mejores padres, mejores hijos y mejores amigos. Estudiamos, aprendemos y nos esforzamos. Agendamos un sinfín de tareas para proteger nuestra profesión, cuidar de nuestros hijos y estrechar lazos con amigos. Pero nada con respecto a nosotros mismos. A lo sumo, algo de deporte.

Y todo esto está genial. Pero, te recuerdo que, si tú no estás bien, difícilmente podrás ayudar a los demás.

Por qué aprender a cuidarnos a nosotros mismos

Cuando hablamos de cuidarnos a nosotros mismos, o autocuidado, estamos hablando de todas las acciones que emprendemos con el objetivo de alcanzar nuestro propio bienestar. Y estas acciones pueden estar enfocadas en el área personal o como en la emocional.

Es decir, atender a nuestro cuerpo y nuestra mente para detectar lo que necesitan y proporcionárselo.

Pero para ello, lo primero y mas importante que debemos hacer es parar a escucharnos. Bajar el ritmo para tomar conciencia de cómo está nuestro cuerpo, cómo está nuestra mente, qué emociones estamos sintiendo. Y, lo que es aun mas importante, validarlo y comprenderlo y así emprender alguna acción consciente para cubrir sus necesidades.

Verás como incorporar el autocuidado en la agenda diaria no tiene por qué ser complicado. La falta de tiempo no es una excusa, ya que, estamos hablando de pequeños gestos y espacios personales.

Aquí te muestro algunos ejemplos que puedes empezar a incorporar a tu día a día.

1 – Cuida tu cuerpo físico

Mímale observando lo que necesita. Por ejemplo, ¿esta hidratada tu piel? Presta atención y cuida tu cuerpo con una buena alimentación que le aporte, tanto por dentro como por fuera, todo lo que necesita para estar fuerte y sano.

2 – Practica deporte regularmente

Comprobarás que todo vale y todo suma. La clave está en buscar ese ejercicio que te gusta, te entretiene y con el que disfrutas. Deja la pereza a un lado e introduce una rutina de deporte en tu vida. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán desde el primer momento.

3 – Duerme lo que necesites

Hasta que lo pongas en práctica, no imaginas los beneficios que pueden aportar unos buenos hábitos de descanso a tu vida. No pasa nada por trasnochar algún día, ya sea por gusto o por obligación. Eso sí, intenta mantener un horario ajustado a tus necesidades personales.

4 – Descansa cuando sea necesario

Escucha a tu cuerpo y respétale cuando esté cansando. ¡No seas tirano con él! Si te tienes que sentar en algún momento o dejar de hacer lo que estés realizando, no lo dudes. El cuerpo es sabio y te dará las señales necesarias para indicarte que ha llegado la hora de parar.

5 – Practica técnicas de relajación o mindfulness

Este punto es importantísimo para tu bienestar mental. Y, en consecuencia también repercutirá positivamente en el físico. Permite a tu mente relajarse y dale un espacio y un tiempo. Para que los pensamientos que la asaltan pierdan fuerza y recuperen su equilibrio. Lo compruebo en las sesiones de Coaching con mis clientes. Estas técnicas son un verdadero regalo para cuerpo y mente.

6 – Da rienda suelta a tu creatividad

Cuando hagas la prueba, verás lo mucho que ayuda poner la mente en «modo creativo». Juega, colorea, haz cosas con las manos. Tu mente necesita ejercitarse y esta es una manera más de cuidarla. Además, volverás a sentirte como un niño y eso siempre es agradable, ¿no crees?

7 – Escucha tus emociones

Cuando sientas una emoción, no la juzgues, no la niegues, solo obsérvala e intenta descubrir de donde viene, para gestionarla. Recuerda que ignorarla y evitarla no hará que se marche antes. Y estarás perdiendo una magnífica oportunidad de mejorar en un aspecto que condiciona tu vida más de lo que puede parecer a simple vista: las emociones. Si te interesa el tema, en este enlace puedes acceder a mi método para lograr una correcta gestión de las emociones.

8 – Escribe un diario emocional

Cada mañana o cada noche, dedica unos minutos a escribir cómo te sientes. Este simple gesto te hará tomar conciencia de muchas cosas. Y, por supuesto, te ayudará a encontrar solución más adecuada ante aquellos aspectos que te preocupan. Haz la prueba y ya me contarás.

9 – Rodéate de gente que te aporte

Aunque no lo parezca, este punto es importantísimo. El cuidado personal también implica estar conectado con tus seres queridos. Personas con las que puedes ser tu mismo, con los que compartir momentos y tener lazos de afectos. Con los que sientas confianza y puedas sacar «tu mejor yo» sin miedo ni limitaciones. Evita las personas que restan o prejuzgan de continuo. Sentirme en compañía de quienes que te valoran y aportan a tu vida te hará sentir, simplemente, bien.

10 – Sé agradecido

Cuando practicas el agradecimiento, te hará enfocarte en todo aquello que tienes. Practicar la gratitud mejora notablemente tu bienestar. Y te permite sentirte bien contigo mismo y con todo lo que te rodea.

11 – Perdónate

Todos cometemos errores, no seas tan duro en tus juicios hacia ti mismo y perdónate por tomar decisiones fallidas, por equivocarte o por no haberte atrevido a hacer o decir algo. ¡Aprende de ello y sigue adelante!

Para terminar, solo quiero recordarte que el cuidarnos a nosotros mismos está estrechamente relacionado con la autoestima. Porque, sólo si te quieres y valoras serás consciente de tus necesidades y te darás permiso para atenderlas.

Ya sabes que si tienes alguna duda o deseas hacerme una consulta concreta acerca de este tema, puedes contactar directamente conmigo. Como siempre te digo, estaré encantada de ayudarte.

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