Cuando deseas hacer un cambio en tu vida qué importantes son estas tres palabras: «me doy permiso».

Si tenemos que tomar una decisión o cuando atravesamos momentos complicados y emocionalmente intensos, darnos permiso para pensar, sentir o experimentar es casi tan importante y determinante como la propia decisión o el propio cambio.

Hace ya bastantes meses, la misma persona que hoy me inspira para escribir esta entrada, me regaló un libro que hablaba precisamente de esto, de darnos permiso.

Sin duda, ese libro me hizo reflexionar sobre cómo, muchas veces, somos nosotros mismos los que más nos boicoteamos.

Porque, al permitirnos, o no, determinadas cosas abrimos o cerramos la puerta hacia nuestra propia felicidad.

Ya que, nunca llegará a nuestra vida nada que nosotros no permitamos que entre.

Por eso, si estás pensando hacer un cambio en tu vida o simplemente quieres mejorarla y vivirla intensamente, tienes que darte permiso para ello. Te lo garantizo.

Cómo hacer un cambio en tu vida

Darte permiso para soñar en grande.

También, darte permiso para iniciar un camino.

¿Por qué no, darte permiso para caer y volver a levantarte?

Por supuesto, darte permiso para soltar pensamientos que te limitan, emociones que te atrapan o personas que te impiden crecer.

Darte permiso para parar.

Y, en definitiva, darte permiso para que aparezca todo lo que te mereces y se vaya todo lo que no es tuyo.

Como ves, tienes que darte permiso para parar y mirar dentro de ti. Para abordar esos cambios que sabes que quieres hacer en tu vida y para conseguir tus propósitos.

Simplemente, porque te lo mereces y lo permites.

Puedes realizar este ejercicio y hacer esta reflexión. Sin embargo, por si solo, esto no te asegura el éxito.

Te falta un ingrediente: el merecimiento.

El merecimiento es un concepto estrechamente ligado a la autoestima y la valoración que hacemos de nosotros mismos.

Si pensamos que nos merecemos algo, ya sea este algo material o emocional, entonces, nos permitiremos ir a por ello o dejar que eso llegue a nosotros.

Pero, si por el contrario, pensamos o creemos que no somos merecedores de tener éxito, amor, alegría o reconocimiento, entonces, cuando tengamos que darnos permiso para sentirlo o disfrutarlo, encontraremos mil y una razones diferentes para apartar ese éxito, reconocimiento, amor o alegría de nuestro lado.

Con una autoestima sana reconoces que te mereces tener éxito en aquello que te propones. Te valoras y te quieres. Y, te muestras mucho más seguro a la hora de ponerte metas y proactivo para conseguirlas.

Porque, si te sientes merecedor de algo entonces te darás permiso para conseguirlo.

Esto no quiere decir que seas «invencible» o que no necesites a nadie. ¡Ni mucho menos! Para nada, significa que, por el simple hecho de ser quién eres, con tus luces y tus sombras, tus virtudes y tus defectos, te mereces sentirte bien y te das permiso para hacer todo lo que esté en tu mano para conseguirlo.

Y… si no sabes como lograrlo. O como ponerlo en práctica en tu vida, te animo a contactar conmigo. Como psicóloga y coach, te ayudaré a hacer un cambio en tu vida. El que desees o necesites. ¡Está en tu mano!

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