Desde hace un tiempo, parece como si la empatía se hubiese convertido en la palabra de moda. Cada vez es más frecuente escuchar eso de «tenemos que tener empatía», «nos falta empatía» y similares. Pero, la realidad, es que no siempre se conoce realmente en qué consiste, lo que engloba este término y cómo desarrollar esta increíble habilidad.

Para hablar de ella, me gustaría comenzar por explicar qué es la empatía. Y creo que esta es la mejor frase que he leído, hasta ahora, para definir esta habilidad.

“La empatía es ser capaz de sumergirte en el mundo emocional del otro… sin ahogarte en él”.

Precisamente, es en la última parte de la frase donde está la clave para definir a una persona como empática.

Qué es y qué no es la empatía

La empatía es una habilidad que consiste en tener la capacidad para entender los sentimientos y las emociones de los demás, pero sin intentar poner fin a dichas emociones (sobre todo en los casos en los que exista sufrimiento) ni identificarte tanto, que llegues a sufrir con ellos.

Y, desde luego, la empatía no es compartir la misma opinión ni defender los mismos argumentos. No hay que estar de acuerdo con la persona con la que empatizas y mucho menos justificarla. Tan solo hay que escucharla y comprenderla, desde el respeto y la aceptación.

Es fácil confundirla con la simpatía, pero no es lo mismo. Sentir simpatía por alguien implica ponerse en su lugar, pero desde nuestro filtro. Cuando simpatizamos con alguien lo estamos haciendo desde nuestra subjetividad.

Sentirte identificado con alguien porque de alguna manera está pasando por una situación similar a la tuya no implica, necesariamente, estar siendo empático. De hecho, al identificarte con la situación, es posible que llegues a perder la perspectiva, y con ella, la posibilidad de ayudar o de buscar opciones para gestionar conflictos. 

Imagínate mi profesión, por ejemplo. Los psicólogos y coaches tenemos que empatizar con nuestros clientes, pero nunca podemos perder la perspectiva. Ya que, al hacerlo, perderíamos la objetividad. Y, por lo tanto, no podríamos ayudarles a buscar opciones de solución a sus problemas. Es por eso por lo que, para nosotros, es realmente difícil tratar a personas de nuestra familia o con las que tengamos una estrecha relación.

En el momento en el que hagas tuyos los sentimientos del otro, pierdes la posibilidad de ayudarle.

¿Qué beneficios tiene la empatía?

Las personas empáticas son personas emocionalmente inteligentes. Saben escuchar y al hacerlo, ayudan a su interlocutor. Y, como seres sociales que somos, ayudar al prójimo nos hace sentirnos bien a nosotros mismos.

Además, la empatía nos ayuda a respetar a los demás, dejando de lado los juicios y abriendo nuestra mente a diferentes opciones. También a conectar con ellos y adquirir mas herramientas para la gestión de los conflictos.

Mejorar nuestra comprensión y escucha activa hará que se desarrollen nuestras habilidades sociales.

Cómo se puede desarrollar la empatía

Igual que con cualquier otra habilidad, la empatía se puede entrenar y mejorar. Pero como todo, requiere un esfuerzo.

Es muy fácil conectar con aquellas personas o propuestas con las que estás de acuerdo, pero, ¿serías capaz de empatizar con una persona que comete un delito? Te invito a que reflexiones sobre ello.

Un detalle importante. Recuerda que la empatía no justifica, pero tampoco juzga.

La empatía implica escucha activa, aceptación y comprensión. Estas son las áreas en las que tienes que invertir para mejorarla.

#1 – Escucha activa

La escucha activa es el primer paso para la comunicación exitosa. Es sentir el punto de vista del otro. También, escuchar y transmitirle que le hemos escuchado. Y entender, no solo sus palabras, sino también sus gestos, su estado de ánimo.

Escuchar activamente es mucho más que oír. Es apagarse para estar en el otro, en sus palabras y sus emociones. Porque, conectar y atender el lenguaje verbal de las personas nos da mucha información sobre su estado.

Si quieres mejorar tu escucha activa prueba a mirar a la cara a tu interlocutor y prestarle toda tu atención. Hazle pequeñas señales de asentimiento y pregunta, parafrasea y, al final, resume lo que te ha dicho para asegurarte de que le has entendido.

Puede que al principio te resulte complicado o incómodo. Es difícil estar en silencio, escuchando, sin estar pensando en lo que vas a responder. Es normal, no pasa nada. Por experiencia, como psicóloga y coach, te aseguro que es cuestión de entrenamiento.

#2 – Comprensión

Si quieres mejorar tu empatía tienes que dejar de lado esa tendencia que tenemos los humanos a juzgar o rechazar los pensamientos, emociones y comportamientos con los que no coincidimos.

Por ejemplo, esfuérzate en entender su perspectiva y su forma de ver la vida. Reconocer sus necesidades y su funcionamiento. Sabiendo que todo ello es producto de los aprendizajes obtenidos de las experiencias que ha vivido. Y, sobre todo, haciendo nuestra la expresión: “El mapa no es el territorio”.

#3 – Aceptación

Si escuchamos y comprendemos a los demás tal y como son, sin juicios, con respeto y tolerancia aceptaremos que nuestra forma de hacer las cosas no tiene que ser ni la mejor ni la única posible. Esto nos abre un mundo de posibilidades infinitas. Por eso, mejora nuestra capacidad de resolver cualquier problema que se presente.

Desde la aceptación podemos pasar a la acción.

La empatía es por tanto, una habilidad que acerca y conecta a las personas. Fomentando el sentimiento de pertenencia y solidaridad entre nosotros. Si quieres hacerme alguna consulta sobre este tema, solo tienes que contactar conmigo. ¡Me encantará ayudarte!

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