Siempre ha habido un sin fin de prejuicios, tabúes e ideas erróneas preconcebidas acerca de la salud mental. Aunque, hay que reconocer que, hablar de salud mental se ha convertido en algo “más normal” en los últimos años,

Y digo normal, pero lo pongo entre comillas. Porque, hasta hace poco, algo que debería ser tan natural como acudir a un profesional a que te ayude a sentirte mejor si tienes alguna enfermedad o trastorno, cambiar algún hábito que te hace mal o enseñarte a tener un estilo de vida adecuado y funcional era un tema casi prohibido.

Prejuicios sobre la salud mental. Una cuestión real

Existen muchos prejuicios en relación a la salud mental, o a la ausencia de ella.

De hecho, todavía, muchas personas, cuando empiezan un proceso intentan mantenerlo en secreto. Incluso niegan que están en tratamiento o prefieren decir que acuden a un coach porque, en realidad, “ellos no están locos”.

Y quedan personas que piensan que la depresión es un problema de falta de voluntad. La ansiedad algo que les ocurre a aquellos que no aguantan la presión. Las emociones son una forma de debilidad. Y las autolesiones, tan solo, una forma de llamar la atención de los jóvenes que ya no saben lo que hacer para conseguir lo que quieren.

Sí. Estas afirmaciones son reales. Y, todas ellas, son todas frases que he escuchado en la consulta o que se las han dicho a muchos de mis pacientes.

Por suerte esto es, cada vez más, una excepción.

Según datos de UNICEF más del 13% de los adolescentes de 10 a 19 años padecen un trastorno mental. Y la ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos problemas de salud mental.

Otro dato preocupante es que el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte no natural en los jóvenes (Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid). Y que casi tres millones de personas en España estén diagnosticadas de depresión (Fundamed). Todo esto ha hecho que, tanto la sociedad como las instituciones públicas, empiecen a ver la Salud Mental como una condición indispensable para el desarrollo de la calidad de vida.

De hecho, hace poco, se hizo público un experimento, en el que participé. En él, se le preguntaba a 50 personas como tú, qué opinaban de la Psicología y sus beneficios. Afortunadamente, las respuestas van en la línea de la normalización y naturalización de algo tan importante como acudir a un psicólogo.

A veces, el problema está en que, a pesar de que cada vez se da mas importancia a la salud mental y a la prevención de los trastornos psicológicos, el acceso a estos servicios se percibe como un lujo. O algo de lo que prescindir cuando llegan épocas en las que los gastos se disparan. Y eso, obviamente, es un error.

Qué es realmente la salud mental

 La OMS la define como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. De hecho, aclara que, “no existe salud sin salud mental”

Este estado de bienestar con el que la OMS define la salud mental es algo subjetivo, diferente para cada uno de nosotros. Y que nos afecta tanto a nivel físico, como psicológico y social. Cuanto mayor sea nuestra sensación de bienestar, mejor será la calidad de nuestra vida y mas satisfechos nos sentiremos. Todo esto influye en nuestro día a día y en la calidad de nuestras actividades cotidianas.

La salud mental nos permite hacer frente a las situaciones que acontecen en nuestro vida cotidiana. Además de manejar las emociones que dichas situaciones desencadenan y desarrollar nuestras habilidades y talentos para que, con nuestro trabajo, los pongamos al servicio de la comunidad.

Además, la salud mental hace que afrontemos los duros momentos por los que todas las personas tenemos que pasar. Momentos de estrés, de presión, de máxima tristeza o de profunda rabia y enfado. Pero no solo eso. Tener salud mental nos hace poder tomas decisiones y mantener relaciones sociales.

Aún con toda esta información, y sabiendo que desde una esquizofrenia, hasta un trastorno de alimentación, ansiedad, problemas en la toma de decisiones, mala gestión emocional o querer sentirse mejor con uno mismo y potenciar sus habilidades son objetivo de terapia, siguen existiendo muchos falsos mitos. Que hacen que, la salud mental, no llegue a ser algo tan importante y reconocido como la salud física.

Falsos mitos y prejuicios sobre la salud mental

Como te he comentado, al principio de esta publicación, aunque ya te he comentado algunos de ellos, voy a hacer referencia a tres de ellos. Por mi propia experiencia, son los más habituales y los que más he tenido que trabajar más en consulta.

1.- «A mí, los problemas emocionales no me afectan»

O, «las cosas de salud mental no van conmigo». Falso. Muchos estudios demuestran que los trastornos y enfermedades mentales son mas frecuentes de lo que imaginamos. De hecho, se estima que una de cada cinco personas tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida. Y que, nos afectan a todos por igual, con independencia de la edad, el sexo o las condiciones sociales y económicas.

2.- «Los problemas de salud mental no se pueden prevenir»

También, rotundamente falso. La conciencia y regulación emocional, el cuidado de nuestro diálogo interno y nuestra autoestima y los buenos hábitos físicos y mentales nos ayudan a prevenir problemas de salud mental.

3.- ¿Para qué ir a un psicólogo si lo que me pasa se lo puedo contar a un amigo o tomarme una pastilla?

Igualmente, falso. La Psicología es la ciencia que estudia y analiza la conducta y los procesos mentales de las personas. Lleva detrás toda una metodología de trabajo, formación y especialización que hace de los psicólogos los profesionales adecuados para mejorar la salud mental de las personas. Y, aunque es cierto que a veces es necesario y muy recomendable, el uso de fármacos que mejoran los resultados, la terapia psicológica es fundamental. Para que la persona la adquiera los recursos, habilidades y hábitos que necesita para afrontar la enfermedad o trastorno mental por el que esté pasando. Y, por supuesto, un amigo, ni puede ni debe hacer mas que lo que se le pide a la amistad. Escuchar, apoyar, acompañar y animar a la persona que padece la enfermedad.

Finalmente, no quiero despedirme sin recordar que los problemas de salud mental o los problemas emocionales no tienen nada que ver con el hecho de ser débiles o tener poca voluntad. Al contrario, las consultas están llenas de personas valientes que un día apostaron por ellos mismos, dejaron de ver la salud mental como un artículo de lujo y decidieron darse la oportunidad de sentirse mejor. Optaron por cambiar algo con lo que no estaban a gusto o salir del pozo en el que encontraban.

¡Tenlo en cuenta! Solo los valientes actúan a pesar del miedo que pueden llegar a sentir. Y, por supuesto, yo estoy aquí dispuesta a ayudar a quien quiera dar el paso valiente de mejorar su vida con ayuda experta.

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