De un tiempo a esta parte, cada vez se hace más habitual escuchar noticias relacionadas con el autodiagnóstico online de enfermedades y el peligro que conlleva.

Si alguien me pregunta sobre las redes sociales, siempre respondo lo mismo. Son una gran fuente de información, pero hay que saber usarlas. A día de hoy, todos tenemos la libertad de expresar a través de las redes lo que nos plazca. Y eso puede ser desde una vivencia o experiencia hasta una opinión o consejo.

Sin embargo, nosotros, los consumidores tenemos la obligación de saber filtrar correctamente entre toda esa cantidad de información que recibimos, la que realmente es interesante, útil y de valor.

¡Y ahí es donde empieza el problema!

El autodiagnóstico online de enfermedades. ¿Es algo nuevo?

Últimamente, por el gran peligro que implica, se está hablando mucho en los medios de comunicación de esos creadores de contenido que, en algunas redes sociales, se dedican a dar consejos, diagnósticos y tratamientos sobre salud mental.

Lo grave es que se trata de jóvenes que hablan de sintomatología y tratamientos acerca de algo tan delicado como es la salud mental. Desde el más absoluto desconocimiento profesional y sin ser expertos en un tema del que, sin embargo, hablan con absoluto convencimiento.

La verdad es que esto, aunque pueda parecer espeluznante, se ha convertido en todo un clásico. Lo diferente es el medio que se usa para trasladarlo y la gran cantidad de público al que llega. Con el peligro que eso puede llegar a suponer.

Digo que es un “clásico” porque en lo referente a la salud física, somos muy dados al autodiagnóstico o tratamiento. Eso sin contar los innumerables remedios caseros que nos da el vecino o familiar de turno asegurando que ha sido mano de santo.

Y, como era previsible, en el tema de la salud mental no nos íbamos a quedar atrás.

Supongo que a algunas personas le resultará fácil ponerse delante de una cámara y dar consejos para superar trastornos como la depresión, la ansiedad, los duelos. Imagino que porque lo habrá experimentado o lo habrá leído en algún sitio.

A mi me llama poderosamente la atención que lo hagan con tanta facilidad. Porque, yo, que soy psicóloga y coach con años de experiencia profesional, cuando ofrezco contenido sobre herramientas, claves o trucos para afrontar según qué problemas, pienso y valoro mucho lo que voy a decir. Porque soy plenamente consciente de la importancia y la repercusión que tiene lo que estoy diciendo para quien sí está atravesando un problema de salud mental y se siente vulnerable.

¿Lo hará igual ese creador de contenido que no es profesional?

¿Sabe cómo puede afectar a la persona que lo consume si realmente está atravesando por una situación similar?

¿Es consciente del peligro que pueden esconder sus consejos no profesionales?

La verdadera forma de tratar la salud mental

Por citar algunos ejemplos, salir de una depresión, un duelo o una ansiedad generalizada cuesta mucho. Requiere esfuerzo, tiempo, compromiso y, por qué no decirlo, dinero.

Por eso, es fácil caer en la tentación de ver un video, escuchar un podcast o hacer lo que te cuente otra persona que ha vivido una situación parecida y dice haberlo superado.

Sin embargo, esa no es la solución.

Porque cada persona es diferente. Y, lo que a uno puede serle de gran utilidad y ayuda, a otra persona puede hundirle aún más en una situación que (ya de por sí) tiene sus complejidades y peculiaridades.

En este punto, creo importante recordar que todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido tristes, nerviosos, angustiados o bloqueados, sin embargo, eso no quiere decir que tengamos depresión o ansiedad.

Qué pasos seguir si creemos tener indicios de enfermedad mental

Para ser diagnosticado de un trastorno o enfermedad mental se tienen que cumplir una serie de criterios. Entre ellos, que los síntomas provoquen un deterioro en varias áreas de la vida del sujeto (laboral, social, familiar…) y que sean persistentes en el tiempo.

A partir de aquí, si crees que tienes una enfermedad mental, la única vía recomendable es acudir directamente a tu médico de atención primaria o a un profesional especializado en salud mental (psicólogo o psiquiatra).

Solo los expertos en estas áreas de la salud mental tenemos la formación y las herramientas necesarias para poder hacer un correcto diagnóstico de tu caso. Te asesorarán y te pondrán el tratamiento que mejor se adapte a tu caso particular. 

Abro aquí un pequeño paréntesis para recordar que los únicos profesionales que están cualificados para recetar fármacos son los médicos. Un psicólogo o un coach no puede hacerlo.

Realizado el diagnóstico, comienza el tratamiento y la recuperación.

Se paciente. Estos problemas no se resuelven de un día para otro. Necesitarás…

Tiempo. Para entender qué ha pasado y por qué. E identificar cuáles han sido los factores que pueden haberte llevado hasta donde te encuentras.

Esfuerzo. Para empezar a modificar patrones de pensamiento, familiarizarte con tus emociones. 

Compromiso. Para seguir las pautas que te marquen y hacer todo lo que esté en tu mano para conseguir esos cambios que te hagan salir de donde estás. 

Pero, desde luego, lo harás siempre acompañado por una persona que entienda por lo que estás pasando y sabe que no es una cuestión de voluntad o fuerza de voluntad.

Se necesita formación, experiencia y profesionalidad para acompañar a una persona en un momento tan vulnerable de su vida. 

También necesitarás apoyo. El entorno que te rodea jugará un importante papel en tu recuperación. Junto al profesional, serán tus bastones para avanzar en el proceso.

Apóyate en ellos y ve día a día.

Antes de despedirme, quiero recordar que nuestras vivencias, creencias, historias familiares nos condicionan. De ahí que sea necesario acudir solo a profesionales que sepan cómo ayudarnos a superar un problema de salud mental. Solo ellos podrán entender y adaptar la terapia a nuestras necesidades particulares.

Por supuesto, si quieres buscar información en las redes sociales, foros o sitios web, hazlo. Pero asegúrate de que sea un profesional el que te dé la información. Tú y tu salud mental no merecéis menos. Y, si tienes cualquier duda, ya sabes que puedes contactar conmigo. ¡Me alegrará ayudarte!

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