Cada comienzo requiere de nosotros un extra de energía, concentración, esfuerzo y perseverancia. Y no hay duda de que, para vivir todos los cambios que se dan en esos momentos, necesitamos tener buena salud. Tanto física como emocional.
Por eso, para hacer frente a todas las demandas que tienen las nuevas etapas, hay que buscar la «clave» en el bienestar emocional.
Sin embargo, cuando carecemos de él, aparecen una serie de síntomas que, combinados, afectan de forma importante a nuestra vida diaria.
La ansiedad, la irritabilidad, la desmotivación y la culpa empezarán a instalarse en nosotros y estarán presentes en todas las decisiones que tomemos. Lo que complica mucho nuestras posibilidades de éxito.
Qué nos ocurre si desaparece el bienestar emocional
Como he explicado en diferentes ocasiones, somos pensamientos, emociones y comportamientos. De manera que, si una de estas áreas de ve afectada, las otras, en consecuencia, también lo estarán.
Por eso, cuando nos sentimos emocionalmente vulnerables, suelen aparecer otras dificultades en el ámbito cognitivo.
Por ejemplo, nos cuesta concentrarnos y mantener nuestra atención. Los pensamientos negativos empiezan a ser mas recurrentes y las rumiaciones, sobre problemas pasados o futuros, se apoderan de nosotros. De manera que cada vez nos resulta más complicado encontrar soluciones a las situaciones que tenemos que abordar.
Pero no solo tendremos dificultades a nivel emocional o cognitivo. Nuestro cuerpo también se verá afectado.
Si eres un lector habitual de mi blog, te habrás dado cuenta de la importancia que siempre le doy a la conexión cuerpo-mente. No me canso de repetir que nuestro cuerpo nos habla. Aunque, a veces, nos cueste escucharle.
Por eso, si no existe bienestar emocional, tampoco suele haber bienestar físico. Cuando eso sucede, nos sentimos cansados, nos duelen los músculos, la cabeza, nos cuesta dormir y nuestros hábitos alimenticios se ven alterados.
La mezcla de todos estos factores hace que la persona que los padece se sienta cada vez más aislada. Y posponga todas aquellas tareas que, como decía, son necesarias para afrontar los nuevos retos y oportunidades.
Por ello, hoy voy a hablar de 5 herramientas que te ayudarán a mejorar tu bienestar emocional si las implantas como hábitos y rutinas en tu vida diaria.
Ninguna de ellas es nueva. De todas he hablado en diferentes momentos. Sin embargo, creo que es interesante tenerlas todas aquí como resumen de las mejores estrategias para sentirte bien.
5 Estrategias para sentirnos bien y 5 herramientas para lograrlo
Practica la conciencia y la regulación emocional
Ambas, son piezas clave porque permiten identificar, comprender y manejar las emociones de manera saludable. Nadie va a cambiar nada ni regular nada si no tiene la conciencia de que le está haciendo mal. Entender lo que sientes, reconocerlo y nombrarlo te ayudará a saber mejor qué es lo que necesitas. En consecuencia, podrás responder de una manera más reflexiva.
Por ejemplo, identificar que estás estresado te permitirá reflexionar sobre su origen y buscar soluciones. Como, por ejemplo, pedir ayuda, tomarte un descanso o practicar alguna herramienta de relajación con la que puedas gestionar ese estrés de forma adaptativa, sin que te domine de manera negativa.
Porque, cuando aprendemos a regular nuestras emociones, nos resulta más fácil mantener la calma y tomar decisiones.
Incorpora buenos hábitos de bienestar a tu día a día
Los buenos hábitos tienen un gran impacto en nuestro bienestar. Pequeñas acciones como caminar al aire libre, hacer algo de ejercicio, dormir bien y mantener una buena alimentación incrementan la energía y te harán sentir fuerte y en equilibrio.
No se trata de volverte loco y obsesionarte con ello. Simplemente, escúchate e incorpora pequeñas rutinas que tengan cabida en tu vida diaria y que te ayuden a sentirte mejor.
Practica la asertividad
Para tu bienestar emocional, es esencial ser capaz de expresar tus necesidades y tus opiniones, sin miedo y respetándote.
La asertividad está íntimamente ligada al respeto. Por eso, una vez que has aprendido a reconocer qué es lo que necesitas, tienes que expresarlo, pedirlo y reclamarlo. Y, posiblemente, eso implique que tengas que decir «no» a determinadas situaciones o personas.
Ponle límites a todo aquello que vaya en contra de tus necesidades. Verás como, poco a poco, te iras sintiendo mejor.
Desconéctate de las tecnologías y conecta contigo
No descubro nada nuevo si te digo que el uso de todos los dispositivos aumenta el estrés e influye negativamente en la calidad de nuestro sueño. De ahí, la importancia de buscar momentos conscientes de desconexión de las pantallas.
Por supuesto, nada de móviles o tablets a la hora de dormir. Pero si, además consigues reducir su uso diario y cambiar esos momentos de scroll infinitos por meditaciones o herramientas de respiración, verás como, en pocos días, tendrás una mayor claridad mental y tus niveles de estrés y ansiedad habrán disminuido. ¡Te lo aseguro!
Practica la gratitud
Este punto lo repito una y otra vez. Porque, la gratitud es una de las formas mas efectivas de reprogramar tu mente para que se enfoque en lo positivo, en lo que tiene, en lo bonito de la vida y en los retos.
Ser agradecido tiene innumerables beneficios y … ¡solo te llevará cinco minutos al día! Puedes utilizar algunas de las apps que existen en el mercado. O, simplemente, coger un cuaderno y apuntar aquellas cosas que le agradeces al día de hoy.
Como ves, todas estas herramientas son fáciles de incorporar a tu vida y se pueden adaptar a cualquier persona. Elige dos o tres y comienza a practicar.
Y, por supuesto, no dudes en contactar conmigo si deseas hacerme alguna consulta acerca de este interesante (y necesario) tema como es mejorar tu bienestar emocional
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