¿Sabías que ser agradecido tiene grandes beneficios a nivel físico y emocional y es una de las herramienta más simples y potentes que tenemos las personas para sentirnos bien?

La gratitud y el agradecimiento son sentimientos muy relacionados con la salud mental y el bienestar emocional. Sin embargo, la mayoría de las veces no lo tenemos en cuenta.

Desde pequeños nos enseñan a dar las gracias cuando alguien hace algo por nosotros. Nos dicen que “es de bien nacidos ser agradecidos” y nos penalizan o regañan cuando no valoramos aquello que tenemos. Estos aprendizajes se quedan en nosotros. Pero, cuando nos convertimos en adultos, seguimos dando las gracias de forma automática sin pensar realmente lo que estamos haciendo.

La gratitud es una fortaleza del ser humano. Algo innato que todos tenemos pero que, debemos practicar para desarrollarla y mejorarla.

Mostrarse agradecido supone reconocer las cosas que tenemos alrededor, los gestos y las palabras de aquellos que interactúan con nosotros. Sentirse afortunado por aquellos regalos, tangibles o intangibles que recibimos. E, incluso, por el simple hecho de pasar por situaciones que superamos.

Las personas agradecidas…

✓ Se focalizan en aquello que tienen y afrontan la vida desde un lado más positivo, por lo que reducen su estrés y ansiedad.

✓ Están y se sienten mucho más preparados para abordar determinadas situaciones personales y sociales, algo que, indirectamente, refuerza su autoestima y resiliencia.

✓ Mantienen mejores vínculos sociales, porque son más simpáticas, empáticas. Son como un imán de personas. ¿A quien no le gusta estar con alguien que te sonríe, te da las gracias de corazón y disfruta de todas las pequeñas cosas?

Sin embargo, a pesar de todos los beneficios que tiene ser agradecido, la realidad es que casi siempre pasamos por la vida sin percibir todos estos detalles. Quejándonos de aquello que nos falta y envidiando (no admirando) a aquellas personas que desprenden positividad, ilusión y luz. Y que son, precisamente, algunas de las cualidades de las personas agradecidas.

Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos. (Daniel Defoe)

Ser agradecido es una fortaleza ¿Cómo podemos mejorarla?

El primer y más importante paso que tenemos que dar para poder empezar a practicar la gratitud es tomar conciencia de todas las cosas que nos rodean. Las positivas y las negativas, aquellas que llamamos “cosas buenas” y las “cosas malas”.

Somos expertos detectando y juzgando lo que nos sale mal, lo que nos falta o lo que no nos dan.

Pero, nos cuesta mucho reconocer y recordar toda la riqueza que tenemos a nuestro alrededor. Esos pequeños detalles que marcan la diferencia. Nuestros logros, éxitos y objetivos conseguidos. Las palabras o gestos de cariño, empatía, respeto y amor que recibimos de las personas con las que nos relacionamos.

Para cultivar el «arte de ser agradecido» tienes que empezar a vivir en el presente. Ver la vida como lo que es, algo temporal que está pasando aquí y ahora. Sin creer que lo que posees te pertenece y nunca lo vas a perder.

Al vivir en el presente, podrás ser mas consciente de lo que tienes. Sin echar tanto en falta lo que ya no está y valorando y disfrutando del momento actual.

Porque este es el segundo paso. Además de ver aquello positivo que te rodea, tienes que empezar a apreciarlo y darle valor.

¿Cuántas veces alguna persona cercana a ti se te ha acercado a darte las gracias y no lo has valorado? O al levantarte cada mañana, ¿te miras en el espejo para agradecer quien eres y reconocerte todo aquello que has conseguido en la vida?

Pocas, ¿verdad?

Porque, normalmente, no apreciamos las cosas pequeñas. Queremos y buscamos conseguir a diario grandes objetivos, tener enormes recompensas y gestos de reconocimiento. Pero, la realidad es que la vida se compone de pequeños momentos, de gestos y detalles que debemos empezar a reconocer, valorar y agradecernos. Ya que, si no lo hacemos, si no los vemos, dejaremos de recibirlos y nosotros seremos los responsables.

Y el tercer paso para cultivar y desarrollar su gratitud y agradecimiento es expresarlo. Verbalizarlo, escribirlo, gritarlo a los cuatro vientos. Es decir, convertirlo en una acción.

Cómo aprender a expresar la gratitud

Ya ves que es importante hacer el esfuerzo de dar y expresar aquello que tanto nos gusta recibir.

Te dejo por aquí tres fáciles ejercicios que puedes hacer para poner en práctica ese último punto que es expresar la gratitud.

1.- Los tres tesoros

Ya he hablado de este ejercicio en anteriores publicaciones y, básicamente, consiste anotar, al acostarte, las tres mejores cosas que te han pasado durante el día. Tres gestos, detalles o logros. Cosas, grandes o pequeñas, tangibles o intangibles que, de alguna manera, te han alegrado el día y te han hecho feliz.

2.- Sal a pasear con los ojos bien abiertos

Sal a dar un paseo con el único objetivo de ver y apreciar todo lo que te rodea. Observa todo lo que estás viendo. Disfruta de los olores y los sonidos, las sensaciones térmicas, el calorcito del sol en la cara o el frio del viento de invierno. Los sonidos de los pájaros, de los niños que van o salen del colegio… Y, simplemente, agradece a la vida poder valorar y disfrutarlo.

3.- Agradece, cada dia, a una o dos personas, las cosas que hacen por ti

Este ejercicio es sumamente gratificante, y aunque al principio puede darte un poco de vergüenza, a medida que lo practiques, te irás encontrando más cómodo.

Lo que te propongo es que, cada día, le des las gracias, a una o dos personas, por todo lo que hacen por ti. Puedes elegir a personas conocidas, amigos, compañeros o familiares y decirles todas las cosas que tienes que agradecerles. O, si lo prefieres, empezar por dar las gracias, de forma consciente y sincera, a las personas que de cualquier forma contribuyen a tu bienestar (el que te cede su asiento en el metro, te abre la puerta del ascensor o te saluda cuando pasas).

Como ves, ser agradecido no supone grandes esfuerzos ni sacrificios. Tan solo requiere mucha consciencia y un ritmo más lento que te permita apreciar aquello que te rodea.

Desde aquí te animo a poner en práctica algunos de estos ejercicios que te propongo y no dudes en contarme los resultados. Te aseguro que los beneficios que obtendrás son tan gratificantes que merece la pena intentarlo.

Me despido dándote las gracias por estar ahí. Por leerme, seguirme y dedicarme unos minutos de tu tiempo y estar a mi lado.

Por último, recuerda que ser agradecido tiene grandes beneficios a nivel físico y emocional. Además, es una de las herramienta más simples y potentes que tenemos las personas para sentirnos bien. ¡No lo olvides y ponla en tu vida!

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