Es probable que hayas escuchado anteriormente el término, “parálisis por análisis”.
Este concepto está íntimamente relacionado con la toma de decisiones. Y hace referencia al bloqueo que siente una persona cuando, después de recopilar información y analizar las posibles opciones, no termina por decidirse por ninguna de ellas.
El exceso de pensamientos reflexivos intoxica su mente. Y el proceso de toma de decisiones se vuelve realmente agotador. Lo que le provoca una gran ansiedad por la dificultad que le supone saber si la opción elegida es la «correcta»
Quienes viven esta situación intentan analizar toda la información de la que disponen. Tomando en consideración y reflexionando sobre cada una de las consecuencias que tendrá el elegir una u otra alternativa. De manera que sufren una especie de bloqueo mental que les impide pasar a la siguiente fase y crear un plan de acción.
Y aunque, para muchas personas, obtener información y analizar las consecuencias de las diferentes opciones les de una aparente seguridad, la realidad es que esto consume mucho tiempo, esfuerzo y energía. Además, en bastantes casos, llega a ser tan agotador que sienten que no pueden avanzar. Porque, aunque se toman mucho tiempo en la fase de análisis y búsqueda de opciones y de soluciones, nunca llegan a la fase de pasar a la acción.
Y este es realmente el problema. Si nunca llegan a la fase de acción, se están privando de tener las experiencias que necesitamos en todo proceso de aprendizaje.
Los aprendizajes que no están basados en la experiencia, desaparecen. Y, con ellos, la seguridad y confianza en nosotros mismos. Porque, si nos negamos el hecho de aprender a base de prueba-error y en función de las experiencias, estaremos eliminando una de las patas más importantes sobre la que se sustenta nuestra confianza.
¿Qué tipo de persona es más propensa a sufrir el bloqueo de “parálisis por análisis”?
Aunque nadie está exento de poder sufrir este tipo de bloqueo, la realidad es que hay algunos rasgos que hacen que sea más probable en unas personas que en otras. A continuación explico cuáles están más predispuestas a vivir una parálisis por análisis.
1.- Las personas muy perfeccionistas
Recuerdo una paciente que quería pasar más tiempo con su hija y había decidido hacer una estantería con ella. La idea era fantástica. Pero, quería que fuese tan perfecta que, se perdió en la búsqueda de información, materiales, acabados y demás elementos. Por lo que nunca llegó a hacer la estantería.
El hecho de que no fuese perfecta impidió que cumpliese con el objetivo final, que era pasar más tiempo con su hija. Cuantas más opciones buscaba, más esfuerzo le dedicaba a analizar las consecuencias de cada una de ellas. Y esto fue tan agotador, abrumador y le quitó tanta energía, que terminó abandonando el proyecto.
2.- Personas con miedo a equivocarse
¿Quién no ha tomado una decisión y al experimentar las consecuencias no ha sentido que igual podría haber actuado de otra manera? Supongo que todos. Sin embargo, esto no es nada fácil para una persona que tiene miedo a equivocarse o que equipara la equivocación con el fracaso.
Si eres del tipo de persona a la que el miedo le paraliza, será más probable que te pierdas en un sinfín de opciones, posibilidades, detalles o mejoras antes de tomar una decisión. Pero, en este caso, no para buscar la mejor opción para ti. Sino para huir de la posibilidad de equivocarte.
Decisiones como comprar unas u otras sábanas o elegir un modelo de coche pueden suponer una gran ansiedad que, al sentir que no puedes gestionar emocionalmente, te hacen abandonar y no avanzar.
3.- Las personas muy analíticas
Las personas analíticas sienten la necesidad de recoger gran cantidad de información antes de tomar cualquier decisión.
Si tienes esa tendencia a razonar las situaciones, ante una elección importante, sentirás que tienes que meditar y analizar todas las opciones. Y, en función de lo trascendental que sea dicha decisión, más tendrás que razonarlo y más reflexionarás sobre ese hecho en concreto. Por lo que, entrarás en un bucle de pensamientos que nunca llegará a materializarse en acciones.
4.- Los maximizadores
A la hora de tomar decisiones, existe dos tipos de personas. Por un lado, están los maximizadores que buscan obtener lo máximo posible al elegir o al tomar una decisión. Y, por el otro, los satisfactores que tienden a quedarse con la primera opción que puede cubrir la necesidad que tienen.
Los maximizadores son personas a las que les cuesta mucho tomar una decisión porque tratan de conseguir la mejor opción posible. Así, el proceso de toma de decisiones puede resultar para ellas un puro sufrimiento. Al tomar una decisión tienden a dudar mucho sobre si habrán tomado la correcta. Se sienten inseguras. Reflexionan con frecuencia sobre las otras alternativas que había. Y le dan vueltas a la idea de si quizás alguna de las otras hubiese supuesto un mayor beneficio. Reflexionan también sobre las demás opciones que, tal vez, no hayan considerado o no hayan visto por si éstas cumpliesen mejor sus expectativas.
Por todo ello, tienden a generar una mayor carga de ansiedad durante el proceso. Así como de frustración o, incluso, de irritación una vez que la decisión está ya tomada. Además, la sensación de infelicidad es mayor y una constante en estas personas.
Esta parálisis por análisis no solo puede afectar a las decisiones materiales. Sino que, cualquier interacción social, conflicto o conversación. Incluso, puede ser susceptible de ser analizada o reflexionada de forma obsesiva.
Si ese es tu caso, es posible que, después de una discusión, te hayas quedado dando vueltas a lo que has expresado o a lo que podrías haber dicho. A tu modo de actuar y a cómo podrías haber reaccionado. Esa falta de confianza, el exceso de perfección y el temor a equivocarte o haber fallado disparan tus emociones y los pensamientos o preocupaciones que te paralizarán.
Salir de la situación de bloqueo es posible pero… ¿cómo?
Aunque no hay fórmulas mágicas, sí que existen algunas cosas que puedes hacer para evitar caer en el bloqueo y la parálisis.
Aquí tienes algunas de ellas.
1.- Fija tu atención en lo que realmente es importante para ti
Focalízate en tus objetivos y valores. Concéntrate en lo que es verdaderamente importante para ti. En el caso anterior que contaba de mi paciente, lo importante, el objetivo, era pasar tiempo con su hija y no hacer una estantería perfecta. Si entiendes que lo importante es el deseo u objetivo (es decir, lo que quieres), entonces, elegirás la primera opción que te ayude a conseguirlo.
2.- Acepta que la perfección no existe
Concéntrate en elegir la mejor opción para ti en ese momento. No te quedes solo en los detalles. Toma soluciones productivas que te hagan conseguir aquello que quieres. Y luego, poco a poco, ve mejorando aquellos aspectos que creas necesarios. Nada es inamovible. Seguramente, cuando empieces a moverte irás viendo otras maneras de mejorar el resultado.
3.- Ponte un límite
Internet y las nuevas tecnologías nos han abierto un mundo lleno de posibilidades y de información que, si no la sabes usar, te arrollarán como un tsunami. Contrasta la información que tengas, pero, ponte un límite. Hoy en día, la información de la que disponemos el prácticamente ilimitada. Por eso, el límite te lo tienes que poner tú a ti mismo. Por ejemplo, marcándote una fecha tope para tomar la decisión que tienes pendiente. O para entregar ese proyecto que nunca terminas de ver bien.
Realmente, si recurres a tu experiencia, te darás cuenta de que, más veces de lo que piensas, la primera opción que has valorado como buena, para ti y tus objetivos, es perfectamente válida.
4.- Despégate del resultado de tu elección
Cuando tomas una decisión, no tienes ninguna garantía de que el resultado que esperas se vaya a cumplir. Porque la vida no es solo, “si A entonces B”. Hay muchos factores que nos influyen y es imposible querer controlar todas las variables. Acepta esa incertidumbre y pon el foco en aquellas cosas que sí dependen de ti. Confía en que, si se presentan imprevistos, tendrás recursos para resolverlos.
Ahora, ya sabes por qué te paralizas y qué pasos puedes dar para salir de ese bloqueo. Te animo a poner en práctica algunos de las sugerencias que te dejo. Y no dudes en contactar conmigo si ves que te resulta difícil lograrlo y deseas contar con apoyo profesional. ¡Estaré encantada de ayudarte!
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