En ningún caso exagero al afirmar que motivar a los adolescentes es el objetivo de un gran número de padres en la actualidad. Aunque, no se trata de un problema que afecte solo a la actual generación de jóvenes.

Para muchos, hablar de adolescencia es sinónimo de pasotismo, desmotivación, falta de interés e inquietudes. Un estereotipo que usamos para referirnos a una etapa complicada por la que todos hemos pasado y siempre resulta, a los adultos, difícil de gestionar.

Sin embargo, esto no es una realidad, o por lo menos, no es una única realidad. Ya que hay adolescentes motivados. Adolescentes con metas, ilusiones y voluntad para conseguirlas.

Pero, también existen los adolescentes cuyas metas y objetivos chocan frontalmente con aquello que se les exige. Y que, en consecuencia, se sienten perdidos y desmotivados. Como compruebo continuamente, este tipo de jóvenes son la «pesadilla» de muchos padres que llegan a mi consulta de Psicología y Coaching intentando saber «qué» pueden hacer para motivar a sus hijos en sus estudios o cómo hacer que quieran colaborar en casa.

Se sienten impotentes y con pocos o nulos argumentos para conseguir esa motivación en sus hijos. Y, normalmente, terminan cayendo en las órdenes, las discusiones y los castigos en su esfuerzo por motivar a los adolescentes que tienen en casa.

Los 2 tipos de motivaciones que existen

Antes de continuar, me parece interesante distinguir entre los dos tipos de motivación que hay.

  • La motivación intrínseca, que es la que nace en el interior de las personas. Aquella que se siente por el placer, reconocimiento o recompensa de realizar una tarea. Aunque no existan estímulos compensatorios externos. Un ejemplo puede ser la implicación del adolescente en alguna tarea o deporte que desea hacer, no porque otro quiere, sino porque él lo ha elegido.
  • La motivación extrínseca, al contrario a la anterior, es la que aparece asociada a estímulos externos al individuo. Por ejemplo, en el caso de los adultos puede ser el salario a final de mes y en el de los adolescentes las notas.

Hecha esta distinción, la verdad es que es poco frecuente oír a un adolescente decir que tal o cual tarea le llena y que pasaría las horas muertas haciéndola, solo por el hecho de que le gusta y le es gratificante.  

Pero, cuando hablan de amigos o de algún deporte en concreto, lo normal que es les oigamos decir que lo hacen por obligación o motivados por la consecución de alguna recompensa (motivación extrínseca).

Aunque ambos tipos de motivación son importantes, tanto para padres como para educadores, el gran reto es conseguir que el adolescente esté motivado intrínsecamente. Pero, ¿Cómo?

Cómo lograr la motivación en los adolescentes

#1 – Cuidar los mensajes que les transmitimos

La motivación intrínseca está íntimamente ligada a la percepción de competencia. Es decir, que los jóvenes vean que pueden ejercitar sus posibilidades sin aburrirse y sin ansiedad. Que sientan que son competentes para hacer algo. De ahí que, una de las primeras cosas que podemos hacer es cuidar mucho los mensajes que reciben de nosotros. Estimularles para que incrementen esa competencia que tienen, en lugar de usar la critica.

Hacerles ver, con nuestros mensajes, no solo que pueden hacerlo, sino que ellos son los dueños de sus resultados. Que son ellos los que controlan su conducta.

#2 – Crear un espacio de escucha adecuado

En ocasiones, se sienten tan confusos que no encuentran su camino ni saben realmente qué es lo que les gusta. Por eso, nosotros, los padres y educadores, tenemos que ejercer de guías y proporcionarles un espacio de escucha y comprensión. Ayudándoles a encontrar sus motivos para ponerse en marcha.

Preguntas cómo, ¿dónde te gustaría verte dentro de unos años? ¿Qué te imaginas haciendo en el futuro? ¿Para qué quieres conseguir esa meta? Le ayudarán a expresarse e ir encontrando el camino a seguir.

Pero ojo, si quieres crear ese espacio de comunicación, tu hijo tiene que sentir que es libre de poder expresarse y que no va a recibir rechazo por tu parte. Anímale a conseguir eso que quiere. Tu sabes que puede hacerlo y tu labor está en hacer que él también lo crea.

#3 – Cuida los tiempos

Respeta sus tiempos para hablar y escúchale, para entenderle y ayudarle a que descubra sus metas. Evita darle tu opinión sobre lo que tú crees que debería hacer.

Por otra parte, dale su espacio y tiempo. No te rindas, la motivación intrínseca no se puede imponer. Es algo que tienen que descubrir. Incentívale por cada logro y refuérzaselo de forma positiva.

#4 – Mezcla la obligación con las metas

La mayoría de los adolescentes no entienden por qué tienen que hacer según qué cosas si no les gusta o no les aporta nada. Ayúdale a entender que, para conseguir algunas cosas a largo plazo, tienen que hacer algunos esfuerzos a corto plazo. Ya que eso es lo que los llevará a conseguirlo.

Yo, en mis sesiones de Coaching para adolescentes, siempre les suelo poner el mismo ejemplo, cuando se quejan de tener que colaborar en casa. Les pregunto si a ellos les gusta poder elegir la ropa que se van a poner cuando salen y que esta esté limpia, planchada y perfecta. La respuesta suele ser que sí. Entonces, les hago ver que, para conseguirlo, primero tienen que encargarse de poner la lavadora o colgar su ropa en el armario. Este primer paso, que no les suele gustar, es necesario para conseguir su objetivo.

Poco a poco, con muchas dosis de paciencia, comprensión y comunicación, tu hijo ira encontrando su camino y su «para qué» ponerse en marcha.

Te aseguro que no hay nada que les motive más que el hecho de sentirse libres, empoderados y dueños de su vida. Y nosotros podemos ayudarles en este proceso. Por supuesto, si tienes cualquier duda o quieres consultarme, desde aquí, tu caso concreto… ¡me alegrará ayudarte en esa difícil tarea de motivar al adolescente que tienes en casa!

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