Experimentar el síndrome postvacacional es algo muy habitual cuando llega el momento de volver a la rutina diaria tras disfrutar los días de descanso. De hecho, el regreso de las vacaciones puede suponer un proceso realmente duro, y hasta traumático, para algunas personas.

La irritabilidad, bajo estado de ánimo, decaimiento, problemas de sueño y muchos otros síntomas, que pueden recordar a los del estrés, indican que estás sufriendo el tedioso síndrome postvacacional.

¿Qué está pasando?

Volver al trabajo, a la rutina de casa, a los estudios, es interpretado por tu mente como una pérdida. Algo que has estado haciendo durante semanas y que estaba totalmente relacionado con el disfrute, la relajación y la ausencia de normas, ahora desaparece de forma instantánea. Y cuerpo y mente tienen que volver a adaptarse a unos nuevos ritmos del día a día.

Precisamente, porque se trata de un «momento difícil» te propongo un ejercicio que va a ayudarte a para sobrellevarlo de forma positiva. Sigue los puntos que te indico y verás como vives, este año, una vuelta de vacaciones totalmente diferente.

Lo que NO debes hacer si quieres tener una vuelta a la rutina positiva

Aunque, como te digo, la vuelta al día a día es difícil para todo el mundo y se necesita un periodo de adaptación, hay una serie de comportamientos y actitudes que pueden empeorar los síntomas. Y que, por lo tanto, debes evitar.

Estos, son algunos de los que más te sugiero controlar.

Regresar abruptamente al trabajo

Si eres de los que regresan de sus vacaciones solo unas horas antes de reincorporarte al trabajo, y retomar tu dinámica laboral habitual, tienes que saber que volver a trabajar de manera repentina y sin un período mínimo de adaptación puede aumentar tu estrés.

• No planificarte y querer ponerte al día de una sola vez

Llegar el primer día y afrontar todos los asuntos pendientes, sin un poco de planificación y priorización, aumentará tu ansiedad. Y, posiblemente, te abrume. No puedes ponerte al día en una mañana y recuperar todo lo que no se ha hecho mientras has estado de vacaciones. Recuérdalo cuando regreses de tus días de descanso y date permiso para disponer de un pequeño margen de tiempo para tu adaptación.

Tener expectativas poco realistas

La verdad, esperar que todo vuelva a la normalidad inmediatamente. Y que todos los miembros de la familia seáis igual de productivos que como lo erais antes de las vacaciones, puede producirte frustración, estrés y altas dosis de conflicto. No pretendas que toda la ropa, la casa y el equipaje quede colocado justo el día de la vuelta. Todo periodo de adaptación lleva sus tiempos y ls solución no está en forzarlos.

Descuidar tu descanso y autocuidado

Por supuesto, volver a la rutina no tiene por qué suponer perder los hábitos que has creado durante tus vacaciones. Si nada mas incorporarte dejas de lado esa buena costumbre de comer bien, hacer deporte o descansar, y te metes de lleno en la vorágine del día a día, tus síntomas empeorarán. Tenlo en cuenta y no renuncies a esas «buenas costumbres» adquiridas en los días de descanso.

• Tener una actitud negativa ante la vuelta

Las vacaciones han terminado, si, es un hecho. Pero, no por ello tienes que enfocarte solamente en la parte negativa. Hacerlo tiene consecuencias negativas sobre tu bienestar mental y físico. No solo se activa tu respuesta de estrés y tus pensamientos rumiantes. Sino que, a nivel físico, puedes empezar a experimentar problemas en el sueño y tensiones musculares, entre otras cosas. Quédate con los buenos momentos vividos y enfócate lo positivo que también tiene tu vuelta a la vida diaria.

Como evitar el temido síndrome postvacacional

1.- Aceptación y Adaptación

Como ya hemos dicho, cuerpo y mente tienen que volver a adaptarse a los cambios provocados por el regreso a la actividad habitual. Por ello, es la tristeza, la emoción que nos ayuda a superar las pérdidas y a resolver problemas, la que nos va a ayudar.

Si te sientes algo triste y decaído, no te preocupes, puede ser normal. Estás viviendo un “mini duelo” necesario para llegar a la aceptación y la adaptación. Permítetelo. Lo necesitas para encontrar soluciones.

Puede que, durante este tiempo, te hayas dado cuenta de que tu trabajo o tu vida no te satisfacen tanto como creías o que existen cosas que te gustaría cambiar. Si es así, ahora es el momento de tomar decisiones respecto a ello y buscar alternativas que te lleven a solucionar esto. Puedes escribirme si estás en ese punto y te ayudaré encantada.

Dedícate tiempo a ir retomando poco a poco las rutinas. Modifica progresivamente los horarios y los hábitos de alimentación y sé escrupuloso con los tiempos dedicados al trabajo y al ocio. No es bueno que, de pronto, te olvides de disfrutar y todo se vuelva trabajo.

¿Lo más recomendable? Marca unos tiempos progresivos.

2.- Pasa a la acción

En este punto, si a través de la aceptación y la adaptación tomas alguna decisión respecto a lo que tienes que hacer para sentirte mejor, es el momento de ponerlo en práctica. Pasa a la acción y materializa en acciones concretas todas aquellas decisiones que has pensado que serían útiles para ti y tu bienestar.

Cárgate de energía, observa lo que necesita tu cuerpo y dáselo. ¡Verás como te alegras de dar este paso!

3.- Apuesta por ti

Tienes ante ti una nueva oportunidad para apostar por ti y tu bienestar. Creer en ti y en tus posibilidades para ser proactivo con tus necesidades.

Te propongo hacer un ejercicio de imaginación sobre cómo quieres que sea este nuevo curso, cuáles serán los objetivos a conseguir y los cambios que quieres realizar. Imagínate ya con todo eso conseguido y mírate ahí. ¿Qué ves? ¿Dónde estás? ¿Qué haces? ¿Cómo y con quién?

Cuando lo tengas, graba en tu mente esas imágenes que has imaginado y ponte manos a la obra para crear esa realidad en los próximos meses.

Se proactivo. Saca a la palestra todas tus cualidades y habilidades y cree en ti para conseguirlo. Este ejercicio te ayudará a tener el extra de motivación que todos necesitamos en esta época del año.

4.- Rodéate de los que quieres y te quieren

Cuando estamos más “flojitos” emocionalmente hablando, es bueno tener un espacio seguro. Un entorno en el que podamos ser nosotros mismos y en el que nos rodeemos de todas esas personas que nos dan amor del bueno. La familia, los amigos, pasar tiempo con ellos y hacer planes te ayudarán a afrontar mejor la vuelta a la rutina.

Reserva tiempo para disfrutar de ellos y con ellos. Haz planes (si son al aire libre mucho mejor), organiza reuniones, viajes o, simplemente, quédate en casa con ellos. Al fin y al cabo, se trata de compartir con aquellas personas que te hacen sentir bien. Es 100% reconfortante.

5.- Fluye con las situaciones y los acontecimientos

Si has llegado a este punto… solo te queda disfrutar de las cosas que vayan llegando.

Por ejemplo, puedes dedicar un ratito de tu mañana, al levantarte, a ti y a tu bienestar. Medita, haz yoga, o simplemente deléitate delante de una taza de té (o café) con el único objetivo de estar en el presente, de empaparte de lo que si está pasando a tu alrededor. Sin comparar con el verano, sin pensar en el futuro. Solo aquí y ahora. ¡Haz la prueba! Verás como disfrutas esos momentos y te ayudan a comenzar bien el día.

De este modo, no solo aprenderás a disfrutar mas y mejor de las cosas, a abrirte a ellas. Sino que, además, empezarás tu día mucho mas consciente de todo lo que pase. Y, gracias a ello, en «modo» mucho mas productivo y resolutivo.

Como sabes, volver de vacaciones es algo inevitable. Pero, hacerlo de la mejor manera posible, sintiéndote bien y respetando tus tiempos y emociones, solo depende de ti. Tu decides cómo quieres que sea la vuelta: con o sin síndrome postvacacional. ¡Ya me contarás qué opción has elegido!

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