La insatisfacción es algo que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Un sentimiento que puede surgir de nuestras relaciones, del trabajo, la situación económica o nuestras expectativas. Incluso, cuando ni siquiera sabemos por qué la estamos viviendo. O por qué ahora en este preciso momento.
La insatisfacción es ese sentimiento de que «algo falta» o de que «algo no es suficiente» en nuestra vida.
Como digo, esa sensación puede ser generalizada o específica de un área en particular. Y, aunque se vive como algo realmente angustioso y negativo, la realidad es que, si decidimos ahondar un poco en ella, puede ser una gran oportunidad para el crecimiento personal y el cambio.
Sinceramente, lo importante no es no sentirla, sino entender qué hay detrás de ella. Porque, suele ser una señal de que algo no está alineado en nosotros.
En las próximas líneas os contaré cuáles pueden ser sus causas y cómo es posible gestionarla de manera constructiva.
Qué hay detrás y cuáles son las causas de la insatisfacción
La realidad es que existen muchas razones por las cuales podemos sentirnos insatisfechos. Para esta publicación, hoy he seleccionado algunas de las que mas observo en mi consulta de Psicología y Coaching.
1.- Expectativas que no se han cumplido
Como recordarás, he hablado largo y tendido en anteriores artículos sobre las expectativas y el poder que tienen sobre nosotros. Cuando lo que esperamos no se cumple, o no se alinea con nuestra realidad, experimentamos una especie de decepción que nos hace sentir que nos falta algo o las cosas no son suficientemente buenas.
2.- Comparaciones con los demás
Normalmente, cuando nos comparamos con otros, solemos salir perdiendo. Esa es la realidad. Comparamos nuestros cuerpos, éxitos, trabajos, relaciones… me atrevería a decir que es algo totalmente humano. Sin embargo, hacerlo puede alterar e influir en la percepción que cada uno de nosotros tenemos sobre el éxito, la felicidad y el bienestar, llevándonos creer que no lo hemos alcanzado o que los demás nos llevan ventaja. Por ejemplo, las redes sociales son una fuente inagotable de comparaciones y desilusión.
3.- Falta de propósito
A veces, la insatisfacción viene de no tener un sentido claro de dirección o propósito en la vida. Cuando una persona siente que su vida carece de propósito, puede experimentar una sensación de vacío. Aunque, aparentemente desde el exterior parezca que tiene todo lo que necesita, internamente siente que algo le falta. Porque no encuentra sentido a lo que hace ni tampoco claridad sobre hacia dónde quiere ir en la vida.
Es como vivir en “piloto automático”. Cumpliendo con las rutinas, pero sin saber qué es lo que realmente le importa o hacia qué objetivo a largo plazo se dirige.
4.- Autocrítica excesiva
Esto que acabamos de ver ocurre, sobre todo, en los perfiles de personas que son excesivamente exigentes o perfeccionistas. El perfeccionismo es una fuente inagotable de insatisfacción. El motivo está en que, ser demasiado duros con nosotros mismos, hace que nos cueste reconocer nuestros propios logros. Y, en consecuencia, que tengamos la sensación de no ser suficientemente buenos, suficientemente guapos o suficientemente trabajadores.
El lado positivo de la insatisfacción
Por estos motivos que acabamos de ver, y seguro que por algunos otros que puedes haber vivido, luchamos contra la insatisfacción. Así como contra la incomodidad y vacío que nos hace sentir.
Sin embargo, si dejamos de verla como algo negativo, se abre ante nosotros la posibilidad de aceptarla como un motor de cambio. Como parte del proceso de nuestro crecimiento.
Cuando decidimos explorarla, podemos conocernos mejor y descubrir qué es lo que realmente estamos valorando.
Por ejemplo, en el caso de la insatisfacción por falta de propósito tenemos la oportunidad de ver si nuestras acciones están alineadas con nuestros valores más profundos. Y comprobar si sabemos, o conocemos, el por qué de nuestras decisiones. O, por el contrario, estamos actuando en base a lo que se espera de nosotros o a lo que se supone que “nos toca” en ese momento vital que estamos atravesando.
Pararnos a reflexionar sobre ello nos motiva para salir de nuestra zona de confort y buscar nuevas formas de mejorar nuestra vida. Ya sea a través de la búsqueda de un propósito mayor o al aprender y mejorar algunas habilidades. Entre otras, pueden ser la asertividad, para decir no a aquello que no queremos. O la comunicación, para pedir o reclamar aquello que queremos conseguir.
La insatisfacción, y el malestar que nos provoca a menudo, nos lleva a buscar alternativas y soluciones creativas para resolver nuestros problemas.
La realidad es que nadie se mueve si no experimenta un poquito de incomodidad. Así que… ¡bienvenida sea!
¿Cómo podemos aprender a gestionar la insatisfacción?
El primer paso para ser capaces de gestionar la insatisfacción es aprender a escucharla y descubrir de dónde viene.
Este primer paso pasa por prestar atención a nuestras señales internas de descontento. A menudo, cuando nos sentimos insatisfechos tendemos a ignorar, reprimir o evitar esa sensación, distrayéndonos con otras actividades para no tener que lidiar con esa incomodidad. Sin embargo, si la reconocemos en nosotros, sin juzgarla, podremos ir a la raíz de ese descontento.
Por ejemplo, si descubres que te sientes insatisfecho en el trabajo. En ese caso, en lugar de reprimir ese sentimiento diciéndote “debería estar contento porque por lo menos tengo trabajo”, puedes ver que, aunque efectivamente estés agradecido por tenerlo, algo no está funcionando como debería.
Estas preguntas te pueden ayudar a tener mas información:
¿Qué aspecto de esta situación me hace sentir insatisfecho?
¿Cómo me siento con respecto a las decisiones que tomó en este área?
¿Estoy actuando de acuerdo a mis valores o me estoy desviando de lo que realmente me importa?
Por supuesto, este tipo de escucha requiere estar dispuesto a aceptar la incomodidad de lo que te está diciendo la insatisfacción. Porque puede significar que es necesario realizar cambios que, a veces, serán difíciles o desafiantes. Sin embargo, también es una oportunidad para preguntarte qué quieres realmente y cómo puedes crear una vida más satisfactoria.
Una vez reconocida la incomodidad, y dónde está en tu vida, debes usar esta información con valentía y establecer metas bien definidas y alcanzables. Objetivos claros y realistas que te ayuden a realizar esos cambios y salir de lo que ya conoces. Con el fin de acercarte a lo que quieres. Moverte hacia esa vida alineada con tus deseos.
En el ejemplo del trabajo, si descubres que tu insatisfacción está relacionada con la falta de desafíos, tendrás que buscar la manera de asumir nuevos proyectos. O, incluso, considerar un cambio en tu carrera profesional.
A lo largo de todo este proceso, te será de gran ayuda practicar la gratitud e ir centrándote en lo que tienes en lugar de en lo que te falta. Celebrando tus pequeños logros y viviendo desde tus propios deseos y objetivos. Que, por supuesto, no son los impuestos por la sociedad o las redes sociales.
Y si, además, lo haces de manera autocompasiva, sin castigarte por los fallos o las equivocaciones, mejor que mejor.
La clave está en encontrar el equilibrio entre lo que tenemos y el esfuerzo por mejorar.
Si tras leer estas líneas, y ponerlas en práctica, sigues sin entender el por qué de tu insatisfacción, no dudes en buscar ayuda profesional. Hay veces que la causa puede ser difusa o relacionada con creencias o experiencias muy profundas que te llevan a la desconexión. En estos casos, el acompañamiento profesional te puede facilitar mucho tu camino de descubrimiento. Y aquí me tienes para ayudarte en todo lo que necesites para transformar tu insatisfacción en una gran oportunidad de crecimiento personal. ¡Te aseguro que es posible!
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