Definir y establecer los límites en los procesos de ayuda psicológica es algo, además de importante, necesario. Y no solo para el paciente/cliente, y sus familiares, sino también para el terapeuta.

Hoy os voy a hablar de algo que, si bien repito constantemente en mis terapias, a mis pacientes y clientes, cuando empiezan a trabajar conmigo, es la primera vez que planteo por aquí.

Como punto de partida, me gustaría explicar qué es un límite. Para definirlo de una manera clara y sencilla, los limites son las reglas y normas que dan seguridad y claridad a una intervención. Facilitan el trabajo profesional y ayudan al paciente/cliente a conocer bien qué cabe y qué no en una sesión o en una relación terapéutica. Y, conocerlos, previene confusiones y rupturas en la alianza profesional.

Normalmente, cuando las personas acuden por primera vez a terapia desconoce esos límites. Por eso me parece interesante aclarar cuáles son y en qué consisten. Te animo a seguir leyendo este artículo para conocerlos.

Límites en los procesos de ayuda psicológica. ¿Cuáles y cómo son?

Existe unos límites que yo defino como más estructurales o logísticos. Me refiero al tema de los horarios, las tarifas, las cancelaciones. Y otros que son más de la relación profesional y que hacen referencia a la confidencialidad, el código deontológico y los roles.

Como digo, conocerlos favorece el correcto desarrollo de los procesos. A la vez que da seguridad al paciente/ cliente sobre lo que puede esperar, y no esperar, dentro de su terapia.

Antes de seguir, hago una aclaración. Aquí hablo de «pacientes / clientes» porque dependiendo de si hablamos de Psicología o de Coaching, la denominación es diferente. De la misma manera que hago referencia a terapia y proceso porque en el primer caso hablo desde la Psicología y en el segundo desde el Coaching.

En ambos casos, estoy hablando de lo mismo. Pero, se denominan de forma distinta..

El abordaje y los objetivos a trabajar también son diferentes. Pero, eso lo dejo para otro momento.

Hoy, como decía, vamos a ver los limites. Y, sobre todo, de los que para mí son más importantes. Porque, no todos los profesionales somos iguales ni tenemos por qué seguir las mismas normas. Hay compañeros muy reacios a compartir situaciones o temas personales . Mientras que yo, en cambio, si que utilizo ejemplos y situaciones personales para abordar algunos temas en la sesión. No es ni mejor ni peor, es solo mi estilo.

Los límites estructurales

En primer lugar, hablaremos de los limites estructurales. Aquellos que tienen que ver con el correcto desarrollo de las sesiones.

Por supuesto, además del horario, la tarifa y la duración de las sesiones, me gusta aclarar el tema de la puntualidad y las cancelaciones.

Yo intento ser siempre puntual en los procesos. Aunque, al trabajar con personas, a veces, las sesiones se pueden alargar un poco. No más de cinco minutos. Aunque, como digo, las personas no somos como los ordenadores. Nosotros tenemos sentimientos. Y, por eso, hay ocasiones en las que es complicado cerrar una sesión dejando a la persona con una intensidad emocional alta. En esos casos, aunque yo, como profesional, soy la responsable y la que voy acompañando al paciente en el cierre, puede ocurrir que se alargue unos minutos la sesión, con esa persona, de ese día.

En ese caso siempre aviso.

Y… ¿Qué pasa cuando el que llega tarde es el paciente / cliente? Pues como me gusta decir: depende. Y, como digo, depende de muchos factores. Si hablamos de cinco minutos, obviamente, no pasa nada. Pero si hablamos de más tiempo. Y, sobre todo, si esa impuntualidad es reiterada, ese tiempo se pierde. Por respeto a mi misma y la siguiente persona a la que voy a atender, el tiempo no se recupera.

Pero insisto, eso depende del caso y la situación. Porque, si hablamos de causas de fuerza mayor, entonces se habla y se llega a acuerdos.

En cuanto a las cancelaciones ocurre algo parecido. Tal y como explico en la primera sesión exploratoria, las cancelaciones sin causa justificada y en el ultimo momento, se cobran. Y no solo por motivos económicos, sino por respeto al proceso y la planificación del mismo. Entiendo que una vez puede ocurrir un imprevisto. Pero, el compromiso es fundamental para el éxito de la terapia. Y quien no acude y no avisa, va dejando desaparecer ese compromiso inicial.

Límites de las relaciones interpersonales

Vamos ahora a conocer otro tipo de límites. En concreto, aquellos que hacen referencia a las relaciones entre personas.

Por supuesto, la confidencialidad es algo que, aunque lo especifico siempre, se da por hecho en las sesiones de Psicología y Coaching. Lo que pasa en consulta, se queda en la consulta.

Salvo que, en ocasiones excepcionales, y con el consentimiento del paciente / cliente (por ejemplo, en el caso de los adolescentes) implique a terceras personas, padres o cuidadores, en el proceso. Y, siempre, con el objetivo de reforzar algunos de los objetivos que estemos trabajando.

Y aquí quiero detenerme un segundo.

Como madre, entiendo perfectamente la necesidad que tenemos los padres tanto de explicar como de saber qué le ocurre a nuestros hijos. Sin embargo, y sobre todo cuando hablamos de adolescentes de mas de 16 años y de jóvenes mayores de edad, tengo que ser muy escrupulosa con la información que facilito a los adultos. Ya que, de lo contrario, caería en una triple falta: estaría vulnerando los derechos del paciente, rompería la confianza que se crea entre nosotros y perjudicaría el éxito del proceso.

Por eso, en determinados momentos, pido a padres y cuidadores que no me den información sobre los chicos sin su consentimiento. Puesto que, esa información yo no la voy a usar en la sesión. Y, en algunos casos, obedece mas a las inquietudes de los padres que a las necesidades de los hijos.

Me resulta complicado decir esto porque yo soy madre y quiero saber. Pero garantizo que, hacerlo traicionando la confianza de los jóvenes, no es la mejor manera. Así que animo a trabajar la confianza con nuestros hijos y crear un entorno en el que ellos, cuando sientan que deben compartir algo con nosotros, lo hagan.

Y ya para terminar.  El contacto entre sesiones.

Como decía antes, hay tantas maneras de hacerlo como profesionales. Como es lógico, cada uno tiene sus formas y ninguna es mejor ni peor.

En mi caso, creo que es importante estar disponible para las personas que han confiado en mí en su proceso de curación o crecimiento. Por eso, saben que pueden contactar conmigo entre sesiones. Pero también dejo claro que están llamando o escribiendo a mi teléfono personal. Por lo tanto, si en ese momento no les puedo atender, recibirán noticias mías en cuanto me sea posible.

Me gusta estar disponible porque la vida no se para entre sesión y sesión. Y es posible que, con unos pequeños tips, el paciente pueda desbloquear un momento de tensión, estrés o malestar. Pero, siempre ,dejo claro que entre nosotros existe una relación profesional. No somos amigos, nuestros roles son diferentes y creo que es imprescindible que sea así. Porque es la manera de garantizar que el vinculo que nos une sea el correcto para que el paciente / cliente, que es el protagonista de la historia, tenga por mi parte, lo mejor que le puedo dar como profesional.

Espero que este artículo te haya resultado de interés. Sobre todo, si estás planteándote la ayuda profesional a través de terapias de Psicología o procesos de Coaching. Si crees que ha llegado ese momento, y dudas acerca de si puedo ser la terapeuta que necesitas, te animo a solicitar una primera sesión de diagnóstico gratuito. Nos conoceremos y será la mejor forma de aclarar si quieres que avanzar conmigo. ¡Aquí me tienes!


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