¿Piensas que la inteligencia artificial y la salud mental pueden ir de la mano? ¿Puede la IA sustituir el papel del terapeuta a la hora de tratar problemas psicológicos?
La verdad es que no descubro nada nuevo si digo que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse.
Sin duda, es muy útil en muchos contextos y lo cierto es que nos facilita mucho la vida. Pero, de un tiempo a esta parte, me estoy encontrando con un número significativo de personas, de todas las edades, que la usan como confidente, médico, psicólogo, farmacéutico o incluso amigo.
Por ejemplo, los adolescentes, hablan con ella para trasladarle su malestar emocional o preguntarle esas dudas que no se atreverían a plantearle a los adultos de su alrededor. Efectivamente, el hecho de que sean programas que simulan conversaciones y que no se limita sólo a darte una respuesta, puede hacer que parezca que se trata de alguien que está a tu lado. Que te escucha, no te juzga ni te recrimina nada. Además, siempre está disponible y su respuesta es super rápida. ¿Qué más se puede pedir?
Yo misma me he descubierto dándole las gracias después de hacer alguna consulta. Increíble, a la par que ridículo, ¿no?
Pero esto no es algo que solo hagan los adolescentes. Muchos adultos recurren a ella para preguntar por síntomas médicos, aspectos emocionales o, incluso, farmacológicos. Insisto, en que no lo critico. Pero, al menos en el ámbito en el que yo trabajo, la IA no es una herramienta de salud mental. O, por lo menos, no ella sola.
La inteligencia artificial y la salud mental. ¿Es la IA una herramienta de Psicología?
Cuando en Psicología se habla de herramienta, nos referimos a un recurso externo que ha sido diseñado y validado para ayudar a las personas a tomar conciencia, o trabajar algún aspecto relacionado con su salud mental.
Puede tratarse de técnicas concretas, ejercicios, protocolos o instrumentos de evaluación cuya finalidad es ayudar al paciente a entender lo que le pasa y regular sus pensamientos, emociones o comportamientos.
Y, por supuesto, los psicólogos, las utilizamos dentro de un contexto de relación con nuestros pacientes.
En concreto, yo trabajo mucho con estos recursos o herramientas externas. Y normalmente, las que mas suelo usar son aquellas que yo misma he probado y sé que son útiles. Así, cuando recomiendo su uso a un paciente, no solo es porque sé que son válidas. Sino porque, por el contexto en el que estamos, y la evaluación y conocimientos que tengo respecto a su historia, considero que es adecuada para esa persona.
Y esto es justo lo que la IA no conoce: la historia del paciente, su contexto y su momento vital.
Me podéis decir que, realmente, sí que lo puede conocer porque cuando preguntamos, podemos contextualizar nuestra pregunta. Pero, ¿cómo estar seguros de que eso que preguntamos, o queremos, es realmente lo que necesitamos?
Veamos a qué me refiero a partir de un ejemplo.
Un adolescente que pregunta por un nuevo amor, o por cómo actuar delante de un grupo de amigos, puede obtener una buena respuesta por parte de la IA con pasos sobre como avanzar. Pero, ¿es eso lo que el adolescente necesita? Donde está esa conexión emocional que, posiblemente, sea lo que mejor le vendría para animarle a afrontar esa situación.
Por lo tanto, desde mi punto de vista, la IA no es una herramienta de Salud Mental. Es un instrumento tecnológico de apoyo. Un recurso complementario útil. Pero que, en ningún caso, puede suplir a la terapia. Porque, la terapia es un espacio humano, un espacio seguro, profesional y ético. Y, eso, no lo puede conseguir una máquina por muy «inteligente» que parezca.
Cómo puede ser de ayuda la IA en terapias y procesos de salud mental
Aunque está claro que la Inteligencia Artificial no es una herramienta de Salud Mental, sí hay momentos en los que nos puede resultar bastante útil. Entre otros, estos que enumero a continuación:
- En la búsqueda de información. A veces, yo le pido a mis pacientes que le pregunten cosas y le pidan información sobre algún tema que estemos trabajando. Por ejemplo, listados de empresas o, incluso, sobre algunos síntomas o diagnósticos que tienen (ansiedad, estrés…).
- Como herramienta de organización. Tengo un plan de acción y me puede ayudar a organizar los distintos pasos que tengo que dar para conseguir algo.
- Apoyo en el seguimiento de los procesos. Por ejemplo, a través de los recordatorios o los registros de hábitos.
- Para practicar algunas habilidades. Como, por ejemplo, decir «no», ser asertivo o dar feedbacks, entre otros.
Como ves, la Inteligencia Artificial puede ser un complemento, pero nunca un sustituto. Y, como decía, en ningún caso, puede sustituir la relación terapeuta-paciente. Y, mucho menos, acompañarle emocionalmente o contener sus emociones. Porque, el trabajo profundo necesita de las relaciones humanas para poder llevarse a cabo.
Y eso es lo que hacemos los psicólogos y coaches en nuestra profesión. Por eso, si hay algo que necesitas cambiar, mejorar o crees estar en un punto del que no sabes salir, no dudes en ponerte en manos de profesionales que trabajen contigo de forma 100% personalizada. Solo así tendrás la garantía, y tranquilidad, de contar la ayuda de verdaderos expertos en salud mental.
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